“Es nuestra mirada la equivocada, no la suya”
En el proceso de atención a menores transexuales, Almirall distingue tres etapas. La primera es la etapa de la infancia. “Durante este periodo es importante que los padres entiendan que deben dejar fluir libremente la personalidad del hijo y de la hija”. Tal y como ha explicado Almirall, desde Transit lo que pretenden durante esta etapa es ofrecer información a los padres, a las madres y a profesores y profesoras para sensibilizarlos con esta realidad y fomentar la tolerancia.
“Me sorprende mucho que las personas se preguntan por la edad en la que los bebés se dan cuenta de su transexualidad y sin embargo no cuestionen la edad en la que otros bebés se den cuenta de su identidad”. Ella ha explicado que no hay una edad clara en la que se sepa con certeza que los niños y las niñas identifiquen su identidad sexual. “Generalmente se da por hecho que la identificación sucede entre los dos y cuatro años. Pero todo depende de la capacidad de expresarse, el nivel de autoestima, etc. Por ejemplo, tenemos un caso de una niña trans de tres años que era tal la insistencia que tenía diciendo que era niña, que a sus padres no les quedó otra que acabar aceptándolo”.
“Es más complicado abordar este tema en la pubertad porque es durante esta etapa cuando la persona empieza a construir poco a poco su identidad como adulto”. La directora ha declarado que es importante acompañar en el proceso de transición porque “suele haber muchas dudas”. Por eso es importante que “que se sientan cómodos en su entorno”.
Finalmente, existe la etapa de adolescencia. “Durante este periodo ofrecemos tratamiento hormonal en caso de que el individuo quiera”. Lo más complicado, ha explicado, es lograr el consentimiento paterno y materno. “Hay veces que no lo ven muy claro. Otras veces el padre lo ve claro, pero la madre no. Es un tema complejo. Nosotros tratamos de sensibilizarlos ofreciéndoles información y apoyo en todo momento”.
La directora ha apuntado que “vivimos en una sociedad que escucha poco a la gente, pero aún menos a los menores”. Por eso, se debe intentar “cambiar ese tipo de actitudes” porque “no podemos cuestionar” la veracidad de la expresión individual de la identidad de las personas. “Eso debe ser una verdad incuestionable” ha dicho. “Es nuestra mirada la equivocada, no la suya”.
Transit, un servicio pionero
Rosa Almirall es ginecóloga y comenzó con el proyecto Transit por casualidad. “A mí me interesaba saber a dónde acudían los hombres con aparato reproductor femenino porque no era una realidad visible”. Poco a poco empezó a contactar con diferentes personas y finalmente acabó ofreciendo, al principio ella sola y más adelante con compañía, un “servicio ginecológico y psicobiosociológico a personas trans#”. El asterisco sirve para que “todas aquellas personas que no se identifiquen con el sistema de género binario puedan sentirse parte de Transit”. Un servicio que, tras la demanda del colectivo trans de Barcelona fue homologado por el Ayuntamiento de la ciudad”. “Somos un servicio pionero y necesario. Almirall insiste en la necesidad de que algunos profesionales de la educación se sensibilicen con esta realidad y que sean ellos mismos quienes hagan la labor en los centros educativos. “Necesitamos ofrecer educación sexual en las escuelas. No sólo de orientación, sino también de identidad porque no hay diagnóstico que sirva para decir quién eres”.
La ginecóloga ha explicado que hay hombres trans que llegan a Transit tras la negativa de varios ginecólogos que declaran no atender a “hombres con vagina”. También ha denunciado la rigidez del protocolo que existe en el país “y en el mundo en general” a la hora de tratar con colectivos transexuales. “Se exigen diagnósticos psicológicos para certificar la validez de las declaraciones de la persona. Eso es absolutamente ridículo. Cuando algo le quema a la medicina, siempre se acude al diagnóstico psiquiátrico. No tiene sentido.”
Almirall ha expresado también su deseo de que llegue el día en el que Transit deje de ser necesario. “Transit ha surgido en un contexto transfobo y de mucho desconocimiento acerca de la prescripción hormonal. Lo que quiero es que de aquí a unos años se normalice la atención primaria a todo el colectivo trans y que se ofrezcan prescripciones de hormonas de forma tan natural como las pastillas anticonceptivas. Porque no hay pruebas que certifiquen efectos secundarios por este tipo de tratamientos. Es un tratamiento sencillo y absolutamente imprescindible para el paciente”.
El camino hacia la felicidad
Almirall ha explicado que hay tres pasos por el que pasan las personas transexuales. “El primero es la autoidentificación de la identidad, es decir, saber quién eres y cómo te sientes con tu cuerpo”. Durante esta etapa las personas buscan modelos a través de los cuáles poder identificarse más allá del binomio tradicional hombre-mujer. “En segundo lugar tenemos la etapa de autoaceptación donde la persona no solo es consciente de quién es sino que lo asume y lo acepta”. Y finalmente, llega la última de todas que es la de la visibilización. “En esta última etapa la persona se abre y exterioriza públicamente su identidad en la sociedad. Estas tres etapas son fundamentales y todas las personas que se ven en esta situación pasan por esto. Finalmente, todo se reduce a la realidad de enfrentarse a esto o conformarse con una felicidad incompleta”.
Para concluir, Almirall ha hecho un repaso de las revoluciones sociales que surgieron a partir de los años setenta. “Primero fue la revolución feminista que sirvió para romper estereotipos. Después fue la revolución gay que mostró nuevas feminidades y masculinidades que nos liberasen. Yo creo que ya va siendo hora de que llegue una revolución trans que rompa el sistema de binario tradicional. Porque el género no es más que una construcción social”.