Adriano Di Pietro: El Secreto del crowdfunding es que no tiene reglas y nunca las tendrá.
<p class="rtejustify"> El Catedrático de Derecho Financiero de la Universidad de Bolonia y uno de los mejores especialistas en la materia, explicaba ayer en los Cursos de Verano de la UPV/EHU los secretos que han llevado a esta financiación alternativa al éxito que hoy tiene. Según los datos oficiales de 2016 en el mundo se recaudaron 35.000 millones de euros, 6.000 de ellos en Europa.</p>
Se trata de una fuente de financiación alternativa a la tradicional de los bancos, centrada en las iniciativas innovadoras más originales. Tanto en las que se convierten en productos como en procesos productivos. La banca tradicional tenía problemas en apoyarlas porque “exige garantías patrimoniales, o de desarrollo futuro de las inversión que los proyectos innovadores no garantizan. Al sistema financiero tradicional no le gusta el riesgo”
Quería subrayar Adriano Di Pietro, las dos modalidades del crowdfunding. La económica, que tiene como objetivo un “nuevo desarrollo económico” y la donativa, la de los viejos mecenas que no piden ningún tipo de rédito a cuenta y que mantienen su participación en el proyecto aun después de que se haya convertido en una realidad. “Mantienen su confianza en el producto y no venden sus participaciones”
En los dos casos (económico y donativo) tienen en común el hecho de que la financiación es masiva-no número reducido de inversores- y que se encuentran en el mercado gracias a las campañas que realizan las Plataformas a través de internet.
Las plataformas son las que dieron pie a un mercado real. “Los anuncios que alguien particular podría hacer antes, han pasado a convertirse en una oferta que pone en relación al creador del producto con el posible inversor. Han dado el paso de una relación bilateral a una multilateral de mercado” Estas plataformas organizan campañas para presentar el producto en cuestión, su idoneidad y sus posibilidades. Lo hacen tanto ante los inversores como a los gestantes del negocio. Las plataformas no dejan de ser una empresa que cobra su comisión.
Las formas de inversión son distintas “bien participando en el accionariado de la empresa, bien ofreciendo un préstamo tradicional o bien para obtener una situación de prevalencia cuando el producto es una realidad emergente. Por ejemplo obtener el prototipo del producto. Adriano Di Pietro, no se olvidaba de los donantes que no están buscando réditos en su inversión, aunque también reconocía que puede existir la voluntad de sustituir los impuestos fiscales por las donaciones, aduciendo “el bien para la comunidad”
Se ha conseguido un auténtico mercado de crowdfunding que no tiene nada que ver con el mercado tradicional bancario ¿Su éxito? que no tiene reglas. Ni los inversores, ni las plataformas ni los creadores. Esa es la paradoja.
Esta situación crea problemas jurídicos porque no hay nadie que reconozca los derechos de los inversores, ni se califica la gestión de las plataformas. ¿Por qué un inversor apuesta por el crowdfunding? Adriano Di Pietro, entre sonrisas dice que ese es el secreto. Nadie lo sabe. No hay ningún régimen fiscal específico. Se aplica el ya existente porque no hay por dónde pillar a ninguna de las partes. Si es inversión, es inversión, si es préstamo es préstamo o si es donación, es donación.
La fórmula va creciendo, aunque es verdad que en su fórmula de préstamo. Supone casi la mitad del negocio.
Adriano Di Pietro sí reconocía algunos problemas, no baladís. Si no hay normas, ¿quién identifica al inversor? ¿Es un dinero que viene del narcotráfico? ¿Es un intento de blanquear dinero? Por otra parte el creador del producto o servicio se ve obligado a dar muchos detalles de su proyecto para hacerlo atractivo. Quizá demasiado ¿No se puede acabar con la protección industrial, sencillamente porque le pueden copiar la idea?