“Al ser humano no le basta con sobrevivir, quiere más”
<p class="rtejustify"> La escritora Mariasun Landa ha finalizado hoy el taller de escritura “Desde la fabulación a la escritura literaria” en los Cursos de Verano de la UPV/EHU</p>
“En la ficción queremos encontrar algo que nos divierta, que nos entretenga, pero también a menudo, a la ficción le pedimos algo más. Que nos forme o nos deforme o que nos transforme o que nos emocione”. Esta cita tomada de Puertas y ventanas abiertas, una recopilación de artículos y ponencias de Mariasun Landa, ha servido de punto de partida en un taller en el que la escritora ha reflexionado acerca de “la fabulación humana”. “Somos la única especie animal capaz de fabular y de reír”. La fabulación, o la capacidad de contar historias ajenas, son a juicio de Mariasun Landa, “lo que posibilita la producción narrativa”. Citando nuevamente su obra recopilatoria, la escritora ha señalado que “el origen de la ficción literaria, como productor o consumidor de ella, es una gran insatisfacción respecto a la realidad. La necesidad de la ficción parte de una sencilla constatación: al ser humano no le basta con sobrevivir, quiere más. Y para aplacar esa insatisfacción, ese deseo de abrirse a otras realidades, de vivir otras vidas de sentir con otros corazones, nacieron las ficciones. Los escritores y las escritoras vivimos contando mentiras, pero esas mentiras gustan y nos sirven para vivir. La literatura no ayuda a andar, pero sí a respirar”.
Para ilustrar esta realidad, Mariasun Landa ha mostrado dos pequeños fragmentos de la película francesa Dans la maison (En la casa) de 2012 dirigida por François Ozon basada en la obra de teatro El chico de la última fila. En el largometraje, Germain, un profesor frustrado de literatura, manda a sus nuevos alumnos hacer una redacción. Cuando las corrige, hay una que le sorprende. Se trata del relato hecho por un alumno suyo que se sienta en la última fila de la clase sobre unos vecinos. “Estar en clase en la última fila, como todos sabemos, no es banal. En cierta forma, es una lección que tiene diversas motivaciones. Ver todo sin que te vean, afirma en algún momento el profesor Germain. Y yo diría que es también una forma de estar y de no estar en la realidad. Como siempre, no dejarse que la realidad nos invada totalmente, protegiendo un espacio para sí mismo, para su desgana o su pereza, pero también para sus evocaciones y ensueños”. De esa forma, “la realidad y la ficción se van entrelazando”. La película acaba con los protagonistas observando las ventanas de un edificio. “Cada ventana muestra una historia diferente y ofrece una infinidad de posibilidades para nuevos relatos. Algo así como nuevas oportunidades para relatar otras historias y seguir creando ficción”. Mariasun Landa ha afirmado que “la riqueza del arte recae en las interpretaciones y lecturas que se realizan acerca del tema. Eso es lo verdaderamente interesante”.
Las redacciones escolares son un recurso muy utilizado en la literatura. De esa forma, la escritora ha comentado el relato del escritor catalán Quim Monzó titulado ¿Qué hice el domingo?, donde “la forma, el tono y el ritmo del relato construyen desde una voz en principio inocente una atmósfera singular en el que el escritor emplea el humor negro”. En la narración, un niño recibe el encargo de hacer una redacción donde “únicamente debe escribir lo que hizo el domingo”. Así pues, “lo que comienza siendo una descripción aburrida sobre la indumentaria y actividades monótonas, acaba desvelando indicios de asesinato por parte del padre a la madre”. La escritora ha destacado “la sencillez y la parodia” que se aprecian “en la manera de narrar los hechos” porque “no hay nada que se haga al azar”. “Un escritor o escritora analiza antes de escribir”. De esa manera, en una historia narrada, se debe definir un “tema y la voz del narrador, el cual condicionará la manera de estructurar la historia”. Todo eso configura un sistema que “aunque no se vea, es el pilar que sostiene toda la ficción”.
Por otro lado, Mariasun Landa, ha señalado que “si no hay lectores, no hay literatura”, y ha aprovechado la ocasión para hacer un breve apunte crítico a la coyuntura literaria contemporánea, citando de nuevo a su obra Puertas y ventanas abiertas. “A veces me parece que nuestra capacidad de sentir está menguando continuamente. Nunca hemos tenido acceso a tanta información, las vías de conocimiento están más abiertas que nunca, pero dudo que nosotros sintamos más, sintamos mejor. Quizás es que engullimos sin masticar bien. Consumimos ficción, pero pocas veces pocas cosas nos conmueven realmente. Pocas nos emocionan, o si lo hacen, por poco tiempo”.
La primera fase de la literatura es jugar
¿No es poco tranquilizante que los médicos se refieran a sus trabajos como ‘prácticas’? ¿Por qué utilizan agujas esterilizadas para dar una inyección letal? Si una persona con múltiples personalidades decide suicidarse, ¿puede considerarse que ha tomado rehenes? ¿Por qué tienen cajones los armarios? ¿Para qué corremos rápido bajo la lluvia, si delante también llueve? ¿Dónde están los codos de una silla de brazos? Esas son algunas de “las preguntas absurdas” que ha planteado la escritora Mariasun Landa en la última sesión del taller. “La finalidad es despertar nuestra creatividad y disfrutar jugando con el absurdo”. De esa forma, los alumnos han comenzado a dar rienda suelta a su creatividad escribiendo cosas como “¿Por qué no hay comida para gatos con sabor a ratón? Porque se necesitan gatos para cazar a los ratones” o como “Si un clarín pequeño es un clarinete, entonces un ascensor pequeño ¿es un ascensorete? ¿Y un ascensor pequeño que baja es un bajesorete?”.
Después jugar con el humor, Mariasun ha propuesto un ejercicio que ha consistido en “realizar una descripción personal sencilla de algunos rasgos físicos y psicológicos”, para después completar esa descripción con el estilo narrativo empleado en un fragmento de Matando dinosaurios con tirachinas escrito por Pedro Maestre. “En el fragmento el personaje le habla a su abuelo describiéndole una persona que está viendo para posteriormente descubrir que el abuelo está muerto y que la persona descrita es, en realidad, él mismo. De esta manera, el escritor enriquece el valor literario del texto y logra transmitir muchas emociones con descripciones muy sencillas”. Por lo tanto, el objetivo del ejercicio ha sido, en primer lugar analizar el fragmento de Pedro Maestre, para después aplicar este estilo narrativo a la descripción previamente hecha porque “antes de escribir, hay que leer, analizar y debatir”.
Finalmente, Mariasun Landa ha mostrado un fragmento del escritor J.L. Peixoto del libro Te me moriste, donde “el autor homenajea a su difunto padre mediante prosa poética”. “Este estilo narrativo le permite al autor tomarse algunas licencias como la repetición de palabras o antagonismos propiamente absurdos que, sin embargo, embellece el texto”. El fragmento es un texto de “carácter íntimo y dramático perteneciente a la corriente literaria subjetiva del ‘yo’”. A juicio de Mariasun Landa, esta corriente ha sido “típicamente abordada” por escritores y escritoras de su generación. “Nosotros empezábamos escribiendo diarios, luego cartas y más tarde creábamos textos más complejos, pero siempre desde la subjetividad emocional”. No obstante, según la escritora, el arte no se puede regir únicamente por el corazón. “La producción literaria se debe alimentar de los sentimientos del corazón, pero luego debe pasar por la mente, que los ordena y le da un sentido general a todo. Es lo que ahora comienza a denominarse el ‘artefacto del arte’”.