“La percepción visual es la mentira que nos revela verdad”
<p class="rtejustify"> “No vemos el mundo como creemos. Sabemos que el proceso de abrir los ojos y que el referente del mundo aparezca tal y como es es una imposibilidad. Hay una especie de transformación o traducción”, afirma Luis Miguel Martinez Otero científico del instituto de Neurociencias de Alicante.“Hay una serie de problemas insalvables que nos impiden aproximarnos a la realidad a la que estamos expuestos”.</p>
El primero de los problemas es el “problema inverso de la visión”. Hay algunas imágenes que se pueden interpretar de maneras diferentes. Por ejemplo en un cuadro de Tim Noble y Sue Webster llamado “Sucia basura blanca”, en un primer plano se puede apreciar cómo hay un montón de basura en el suelo, pero dependiendo de dónde le de la luz se verá en la pared la silueta de dos personas con una copa en la mano. Por lo tanto hay un contraste entre “la realidad física y nuestra impresión de la realidad”. Luis Miguel Martinez asocia este problema a que “desde pequeños vamos creando nuestra propia enciclopedia que vamos actualizando constantemente. Así entendemos lo que vemos. Vamos conociendo objetos y asociándolos con un significado. Entonces, cuando vemos un cuadro identificamos el o los objetos que aparecen y lo interpretamos”.
“Es muy difícil ver algo sin significado, tenemos que tenerlo asociado para poder interpretarlo”. Al tener los objetos identificados conseguimos una correlación con ellos. Pero el tipo de correlación en cada persona es diferente, por eso, en una misma imagen en la que con un objeto se puedan interpretar dos cosas diferentes, en algunas personas prevalece una de las interpretaciones y en otras la otra.
Otro de los problemas es la cantidad de información que recibimos por segundo. “Se ha calculado que desde el mundo exterior nos entran 70 gigabytes de información por segundo en el ojo. Eso equivale a 70 pelis de cine procesando su diálogo e imágenes”. De toda esa información nos quedamos con muy poca y el resto la filtramos de manera diferente, siguiendo diferentes mecanismos. “Por ejemplo si os pregunto la raíz cuadrada de 520 seguramente no sabríais respondérmela, y un ordenador sabría hacerlo en pocos segundos. Por otro lado si os pongo la imagen de alguien conocido sabríais interpretarlo en pocos segundo y a un ordenador le costaría mucho más”.
EL ojo también hace un proceso de adaptación de la imágenes que ve. “En el fóvea hay dos tipos de células que ayudan a interpretar a la imagen que ven los ojos. Por un lado células muy pequeñas que ven en detalle la imágenes, que están en el centro del ojo. Por otro células más grandes, que se encuentran en la “periferia del ojo”, es decir, hacia los extremos del ojo, que no ven el detalle pero interpretan muy bien el movimiento”. El cerebro sabe en lo que se tiene que fijar, fija la atención en esa zona y “arregla” toda la imagen. Por eso “no vemos como creemos que vemos” es una ilusión. “Cuando miro una imagen hay algo que llama mi atención y entonces miro ahí. Lo demás permanece como una sombra de baja resolución y hago una hipótesis sobre la escena. Después voy moviendo el ojo y rellenando los huecos de las escena. Cuando algo no coincide con la hipótesis que me había hecho en mi cabeza es cuando nos paro y me fijo bien, ya que no me cuadra”.
Otro de los problemas es que en realidad, si una persona duerme 8 horas al día, de las 16 restantes 4 se las pasaría ciego, porque en cada segundo hay una milésimas en las que el cerebro no recibe información visual. “El cerebro en ese tiempo deja de recibir información y extrapola de una información a otra para poder crear la imagen.
Por último, otro de los problemas es “el papel del contexto interno”. Por ejemplo, en cuanto a la duda de la foto del vestido que algunas personas lo veían de color marrón y blanco y otra de negro y azul hay una explicación: “el color no es solo fruto de una estimación relativa de la longitud de onda reflejada por un objeto, (si no todos lo veríamos de la misma manera). Para el color hay que descontar iluminante, es decir, la luz que llega. Esto nosotros no lo hacemos de forma inmediata. Hemos aprendido que en nuestro mundo el iluminante cambia dependiendo la hora del día. Solo aplicamos dos o tres iluminantes para descontárselo a la imagen que estamos viendo, normalmente son iluminantes a los que hemos estado expuestos durante la hora anterior de forma continua. Por eso algunos descontaban una luminancia diferente a la que descontaban otras personas”. En conclusión, “la percepción visual es la mentira que nos revela verdad”.