No hay conciencia de que las mujeres usan la ciudad diferente a los hombres
“Aunque llevamos años señalando la necesidad de tener en cuenta la perspectiva de género a la hora de diseñar y construir los espacios públicos, la realidad es que es ahora cuando empieza a estar en la agenda de las necesidades específicas”, ha afirmado Inés Sánchez Madariaga, Directora de la Cátedra UNESCO de Género y profesora titular de Urbanismo en la Universidad Politécnica de Madrid en su participación en el Curso de Verano “RE-vivienda: I laboratorio de vivienda en Euskadi” que se está celebrando en la Euskadiko Arkitektura Institutoa/Instituto de Arquitectura de Euskadi.
Con la incorporación masiva al empleo remunerado las mujeres tienen una doble carga de trabajo. Hay claras diferencias en la vida cotidiana dependiendo del género: mientras los hombres van del lugar de descanso al del trabajo y a algún centro deportivo de ocio las mujeres tradicionalmente, y como todavía reflejan las estadísticas, además de esto, acompañan a personas dependientes a sus respectivos lugares (escuela, centro de día, consultas médicas…), se encargan de la intendencia del hogar, de llevar y traer a los hijos e hijas a sus actividades extraescolares… Es decir, son las mujeres quienes hacen mayor uso del espacio urbano, pero éste está diseñado por y para hombres. Para corroborar esta afirmación la ponente ha señalado el atril desde el que ella estaba hablando “como veis tiene unas dimensiones estándar pensadas en una envergadura masculina, las mujeres solemos ser más bajitas por lo que este atril es una barrera para nosotras”.
El cogollo de las técnicas urbanísticas está basado en el funcionalismo. La experiencia masculina está implícita en la normativa. “Vivienda no es solo el edificio, es la vivienda, el entorno. El concepto del cuidado, de la vida cotidiana, las funciones que se interrelacionan” ha afirmado la arquitecta.
La profesora ha puesto en evidencia la falta de visión de género en el urbanismo al referirse a la violencia de género: “este problema en la ciudad tiene su manifestación específica. La mayoría de las agresiones a las mujeres se realizan en el espacio privado y las víctimas de violencia en espacios públicos son mayoritariamente hombres. Pero, sin embargo, las mujeres dejan de ir a espacios públicos para protegerse, es un tema de percepción subjetiva, pero es algo importante a la hora de planificar la vivienda y el urbanismo”.
Como ejemplos de una planificación con perspectiva de género sería evitar construir zonas con poca luz o lugares estrechos, crear zonas comunes que sean visibles desde el exterior, incluir en el edificio usos distintos al residencial, para que pueda haber conciliación, dar usos comerciales en las plantas bajas o espacios que se puedan usar de manera colectiva.
Para terminar su ponencia, Inés Sánchez ha reivindicado una mayor representación de mujeres profesionales vinculadas a construir la ciudad. “Aunque hay muchas estudiantes de arquitectura la realidad es que pocas llegan a participar en los proyectos de una forma equiparable a la de los hombres. Es una profesión muy masculina y todavía a se nos relega a trabajos menos importantes dentro de un proyecto”.