We Love Transdisciplinarity- Maite dugu
<p> Investigad@r junior a la búsqueda de una carrera investigadora diferente a la que le ofrece la universidad tradicional.</p>
Si hablamos de transdisciplinariedad estamos introduciendo conocimientos de fuera del entorno académico y tecnológico, véase las empresas u otros sectores de la sociedad, incorporamos otras formas y dimensiones de conocimiento. El conocimiento no sólo está en las universidades.
En 2016 Euskampus Fundazioa reunió a un grupo de investigadores de la UPV/EHU para reflexionar sobre las oportunidades de colaboración transdisciplinaria con el fin de dar respuestas locales a desafíos globales. Se realizaron distintos talleres, bajo la denominación “We love transdisciplinarity maite dugu”, para ver qué cambios y transformaciones deberían operarse en la propia universidad para ir introduciendo este enfoque. Cómo tendrían que cambiar las actitudes de los propios investigadores, su forma de colaborar o dialogar para poder desarrollar auténticos proyectos transdisciplinares.
Igor Campillo, director de Euskampus Fundazioa nos decía que se detectaron cambios desde la perspectiva puramente personal procurando una mayor apertura mental para salir de las barreras disciplinarias que uno tiene de partida como zona de confort. Esta dimensión obliga a un cambio de lenguaje, y hacer un esfuerzo a entender lo que desde otra disciplina se ve del mismo proyecto. Si eres un ingeniero, trabajar con un médico supone un esfuerzo adicional. A todos nos gusta sentirnos cómodos en nuestro trabajo y los proyectos trasndisciplinares nos saca de nuestra zona de confort.
“Estas barreras mentales se traducen en barreras institucionales. Todos hablamos desde nuestro Departamento, desde nuestro centro. Los departamentos están diseñados a partir de las distintas disciplinas, no de los retos a los que nos enfrentamos. Tenemos facultad de medicina, facultad de ciencias, escuelas de ingeniería, pero otras universidades empiezan, por ejemplo, a tener una facultad de sostenibilidad con un enfoque más abierto e interdisciplinar que permite una mejor conexión con otras entidades”.
Igor Campillo reconocía que “lo tenemos muy difícil porque por poner un ejemplo, en la UPV/EHU se ha procedido a una reorganización de Centros hecha en base a una racionalización administrativa que no responde a un enfoque interdisciplinar. No se ha primado el mezclar los investigadores para afrontar mejor los grandes retos sociales, sino a una racionalización meramente administrativa. No es un problema de la UPV/EHU, es un problema generalizado en el mundo universitario, primar la eficiencia sobre la eficacia. Pero no podemos dejar de mirar a otros sitios donde se está haciendo un esfuerzo para organizarse de una manera distinta que permite un mayor mestizaje entre los investigadores.”
Los talleres fueron sesiones de trabajo articulados alrededor de experiencias prácticas que los propios investigadores habían vivido en clave transdisciplinar. Se identificaron y compartieron las dificultades que habían encontrado, qué resultados se habían obtenido, sus impactos, y cómo proponían cambios necesarios en la estructura de la propia universidad.
En el curso de verano que comienza el 6 de septiembre, habrá también una serie de talleres prácticos. Se trabajará en equipos a través de experiencias concretas para identificar retos, dificultades y extraer conclusiones a distintos niveles: personal, interpersonal, metodológico y organizacional. Hablamos de dar una forma a la nueva universidad. Desde una perspectiva personal ver en qué tengo que cambiar para ser capaz de trabajar en proyectos y entornos transdisciplinares. Un segundo taller se centrará más en metodologías de técnicas de co-creación para inducir y desarrollar la colaboración transdisciplinar. Un tercer taller se focalizará en cómo tendrán que ser los espacios físicos de la universidad para facilitar ese enfoque de colaboración. Finalmente, también habrá otro taller para atisbar los cambios institucionales que necesitan nuestras universidades.
A la UPV/EHU “esta música le suena bien”. Euskampus trabaja directamente con el equipo rectoral liderando la iniciativa “Polos del conocimiento” en los que concurren distintas disciplinas de distintos departamentos universitarios conjuntamente con otras entidades del Sistema Vasco de Innovación, generando así “espacios de juego transdisciplinares orientados a grandes retos sociales y globales”. Se están dando pasos decididos en esta dirección. “Nosotros estamos experimentando y buscamos que de nuestra experiencia se avance hacia un nuevo modelo relacional dentro de la universidad y entre ésta y su entorno”.
El perfil del alumnado del curso es el de un investigad@r Europeo junior en preparación de su tesis doctoral o postdoctoral que está a la búsqueda de una carrera investigadora diferente a la que le ofrece la universidad tradicional.
Cuando hablamos de colaboración entre investigadores podemos distinguir cuatro niveles de cooperación:
Monodisciplinar: colaboración dentro de una disciplina, por ejemplo entre físicos de partículas teóricos y experimentales.
Multidisciplinar: cada disciplina proporciona su conocimiento para construir una cadena de valor lineal, por ejemplo entre neurocientíficos y neurólogos clínicos en un enfoque traslacional, del laboratorio al paciente.
Interdisciplinar: implica la síntesis de enfoques comunes y lenguajes, pero cada disciplina mantiene sus propias metodologías, por ejemplo entre informáticos, ingenieros, físicos y matemáticos en un Laboratorio de Partículas como el CERN.
Transdisciplinar: Las colaboraciones comienzan en la definición del desafío a abordar, hay una fertilización cruzada entre disciplinas e instituciones fuera de la academia y colectivos sociales. Esta es la colaboración necesaria para afrontar grandes retos sociales y globales como el cambio climático o el envejecimiento de la población.