El abuso sexual infantil. Una realidad compleja que interpela a toda la sociedad
Hablamos de imágenes de abuso/explotación sexual infantil para referirnos de manera más certera a la llamada pornografía infantil. Estas imágenes, son una de las manifestaciones de la Explotación Sexual Infantil y Adolescente (ESIA).
Según el art. 189 nuestro código penal y dando una definición muy sucinta, es pornografía infantil aquel material visual en el que aparezcan personas menores de 18 años participando en una conducta sexualmente explícita, o cuando el foco de la imagen se centra en los genitales del/la menor. No obstante se trata de un término que resulta inexacto para referirnos a este fenómeno.
El término pornografía se usa en el mundo adulto para referirnos a actos sexuales consensuados entre adultos que han sido grabados y distribuidos. Sin embargo, la pornografía infantil es siempre un delito ya que el material involucra a niños/as que no están legalmente habilitados para consentir y que además son víctimas de un crimen (ECPAT) End Child Prostitution and Trafficking .
En efecto, nos estamos refiriendo a abusos reales que se cometen sobre niños/as en cualquier parte del mundo.
Por este motivo, desde ECPAT. Int (2016) se instiga a usar el término Imágenes de Abuso sexual Infantil, porque como se ha mencionado, lo que se registra son abusos reales cometidos contra niños/as, o Imágenes de Explotación Sexual Infantil, para hacer referencia a la explotación que supone para los/las menores el intercambio de estas imágenes, y que al mismo tiempo incluye aquellas imágenes que aunque no son ilegales según las definiciones internacionales de PI, también se consumen y se distribuyen, como imágenes eróticas de niños (child erótica).
Los abusos quedan registrados en las imágenes que posteriormente se consumen y permanecen en la red, podría decirse que de manera indefinida. En ocasiones, debido a la dificultad en la persecución de este delito, los abusos se prolongan tanto en el tiempo que los investigadores pueden ver a través de las imágenes cómo las víctimas menores de edad crecen. Además, cada niño/a puede ser objeto de producción de cientos de imágenes.
Para hacernos una idea de la magnitud de este fenómeno a nivel global, la red de líneas de denuncia Inhope[1], en 2016 recibió 8.474.713 informes confirmados como imágenes de abuso sexual infantil; Internet Watch Foundation (IWF)[2], en 2017 eliminó 78.589 páginas web (cada página puede contener cientos de imágenes) que contenían material de abuso sexual infantil; por último, Interpol (2018) advierte que la mayoría de las imágenes representan a menores del género femenino, y que un gran numero de imágenes representan actividad sexual que implica penetración entre adultos y niños/as, al igual que IWF e Irish Internet Hotline[3].
Pero, ¿de qué estamos hablando realmente cuando hablamos de Imágenes de Abuso Sexual Infantil o Explotación Sexual Infantil? ¿qué contenido tienen estas imágenes?
La forma en la que los niños, niñas, adolescentes son abusados y explotados a través de estas imágenes cobra diferentes formas: comenzando por imágenes inocuas (menores en la playa en bañador o desnudos), poses eróticas, masturbación propia del niño/a o masturbación mutua entre menores, actividad sexual en la que interviene un adulto, hasta finalizar en violencia sexual en la que media la agresividad física como torturas o actividad sexual en la que participan animales (Pascual. A., Giménez-Salinas. A., & Garrido. C., 2017)
Se trata de un fenómeno complejo, en parte debido a la heterogeneidad de su producción: este material se produce a través del abuso doméstico o de otras manifestaciones de la ESIA como la trata, prostitución o explotación sexual en los viajes y el turismo. Además, también se ve facilitado por las TRIC a través de las conductas delictivas de grooming, sextorsion y live streaming y a través de la conducta de riesgo del sexting.
El abuso sexual en vivo o live streaming, es la forma de producción que mayor interés está suscitando en los últimos años entre las policías internacionales, ya que es denunciado como una amenaza creciente[4]. Una de sus particularidades y que resulta alarmante es que el abuso puede ajustarse a las solicitudes del consumidor. Por otro lado, también preocupa especialmente el hecho de que se hayan observado casos en los que, posteriormente al abuso en vivo, el consumidor viaja al país donde reside el/la menor con el propósito de abusar sexualmente de ese mismo niño/a. Se evidencia así un vínculo entre el abuso sexual en vivo y la explotación sexual de personas menores de edad en los viajes y el turismo.
Debido a la inexistencia de leyes uniformes a nivel internacional y a la dificultad en la investigación y persecución de este fenómeno, se hace necesario promover la cooperación internacional con el fin último de identificar a las víctimas y detener a todos los responsables implicados, así como incitar a la responsabilidad por parte de la industria de la tecnología interactiva para, eliminar no solo páginas con imágenes de abuso sexual infantil sino también páginas con contenido inapropiado.
Asimismo, se debe mejorar la sensibilización de la opinión pública, de los padres y menores sobre los riesgos que implica subir fotografías a las Redes Sociales tanto por parte de los/las menores como por los propios familiares.