Asegurar que los enfoques de lucha contra la pobreza y por la sostenibilidad e igualdad de género sigan siendo los dominantes es fundamental
“La cooperación internacional del futuro requiere de liderazgos comprometidos con la democracia y la participación que el sistema multilateral debe hacer valer, y la UE impulsar de forma decidida en coherencia con sus valores. Esa es la clave para Europa: competir desde su visión y su valor añadido: la defensa de la sostenibilidad ambiental y los derechos humanos, acompañada de la mayor financiación en forma de donaciones que ningún actor aporta”.
Es la tesis que defiende Jaime Atienza, responsable de Financiación del Desarrollo y Deuda de Oxfam Intermon y director del Curso sobre “La Agenda 2030 y el Futuro de la Financiación del Desarrollo” que se desarrolla en el Palacio Miramar de Donostia.
Ha realizado un repaso sobre el brusco cambio que ha supuesto la administración Trump respecto a la de Obama, quien potenció el diálogo multilateral, la cooperación con China y evitó el intervencionismo militar. Con Trump las cosas dan un giro de 180 grados, agudizando la política de “amigos y enemigos” con apuestas sin precedentes en apoyo a Israel y contrarias al derecho internacional y varias rupturas unilaterales. La del acuerdo de no proliferación nuclear con Irán; la del Acuerdo de París contra el cambio climático o el de no proliferación nuclear con Rusia.
El abierto apoyo de Trump al Brexit lo entiende Jaime Atienza como claro signo de intentar debilitar el poder europeo, mientras Europa se encuentra en un momento difícil en su papel como potencia global. Eso sí, sigue siendo la primera potencia mundial en cooperación internacional y defensa de los derechos humanos. Para Jaime Atienza, la Agenda 2030 de la ONU es su gran oportunidad de renovar ese liderazgo y convertirse en el contrapoder de EEUU.
China se ha erigido en la segunda economía mundial con una política de inversión extranjera cada vez más influyente pero que no se basa en donaciones sino en operaciones mixtas de crédito. Europa sigue siendo la primera potencia en financiación al mundo en desarrollo manteniendo aún un fuerte enfoque en los derechos humanos, algo que no ocurre con las inversiones chinas.
Pero los temores de Jaime Atienza se basan en las pulsiones más nacionalistas y esencialistas que han permeado en sectores de poder dentro de Europa que amenazan con contaminar aún más las relaciones con el continente africano. “Europa está afinando su próximo instrumento financiero dentro del Marco Financiero Plurianual (MFP) que ofrecerá menos dinero en donaciones puras y más en operaciones mixtas de crédito”.
Asegurar que los enfoques de lucha contra la pobreza, sostenibilidad e igualdad de género son los dominantes en el citado MFP será clave para que la UE pueda mantener una hegemonía como actor global con un enfoque de derechos y con la agenda 2030 como bandera propia, frente a la expansión comercial y económica China, y la política de “aliados y enemigos” de los EEUU.
Desde el punto de vista de los países en desarrollo y, en especial, desde el África Subsahariana, reconoce Atienza que los últimos años han traído mayores oportunidades. La entrada de China y otras potencias les ha permitido aumentar su base de financiación y diversificar su dependencia. También han aparecido nuevos bancos de desarrollo nacionales e internacionales (New Development Bank, Asian Infrastructure Investment Bank (AIIB).