Las bondades de las pruebas de cribado de cáncer a debate
Las denominadas pruebas de cribado de cáncer son pruebas que detectan precozmente enfermedades para mejorar la vida de las personas. Pero no todos los cánceres se pueden detectar de forma precoz, lo que ha limitado el número de pruebas válidas, coste-efectivas y aceptables por profesionales y sociedad.
Actualmente, en Europa, en el Sistema Nacional de Salud y en Euskadi, los cribados contrastados e implementados se dirigen al cáncer de mama, de colon y recto y de cuello uterino. Sin embargo, se sigue investigando en pruebas que permitan detectar y reducir otros cánceres, aunque sus resultados y su implementación requieren valorar su idoneidad y aceptación. La coordinardora del Programa del Cribado del Cáncer Colorrectal en el País Vasco, Mª Isabel Portillo ha abordado este debate en el Curso de Verano "Los cribados de cáncer a debate: Balance entre beneficios y efectos adversos".
Hasta hace pocos años, los llamados cribados eran aceptados tanto por científicos y profesionales de la salud como por la población como beneficiarios. Además, la participación ha constituido el caballo de batalla de los programas que se han puesto en marcha a nivel poblacional dentro y fuera de Europa. No obstante, a raíz de seguimientos de las tendencias de estos tumores (incidencia y mortalidad), han surgido estudios que empiezan a hablar de los efectos adversos del cribado (falsos positivos, falsos negativos, sobrediagnóstico, sobretratamiento) y, como ha ocurrido con las vacunas, se ha desatado una polémica sobre su bondad, más a nivel profesional y científico que social.
Varias son las preguntas que se hacen tanto los profesionales sanitarios como la sociedad en general: ¿cuánto es de fiable esta prueba?; estoy bien y me cuido, ¿para qué hacerme la prueba?; si me hago la prueba, y luego no tengo nada, ¿qué pasa?; ¿no estaréis haciendo pruebas innecesarias?; ¿conocen las personas las consecuencias de participar/no participar en los cribados?; y ¿por qué no hacéis pruebas en otros cánceres?
Debemos ofrecer a todas las personas información sobre este tema, lo cual permitirá que se valoren en su justa medida estas estrategias de salud pública. Estas estrategias pueden beneficiar a muchas personas pero también pueden causar perjuicio a unas pocas.
A todo esto hay que incorporar un elemento clave: la desigualdad. Este es otro tema de preocupación: el género, el lugar de residencia, el nivel socioeconómico y el acceso a la salud presentan diferencias que nos muestran peores supervivencias en cáncer en aquellas personas que tienen características socioeconómicas y culturales más desfavorecidas. Es evidente la necesidad de invertir en disminuir las desigualdades en cuanto al acceso a la información, la participación y el impacto que tienen a medio y largo plazo sobre las personas y la población.
No dejaremos de insistir en que la mejor prevención y la más efectiva está en mejorar los hábitos de vida siguiendo el Código Europeo Contra el Cáncer, que se pueden resumir en cambios de estilo de vida donde el tabaco, la obesidad y la alimentación se convierten en elementos clave para mantener o mejorar la salud.