Cambio en el paradigma en la producción y distribución del arte
Bernhard Serexhe y Manuel Cirauqui han abierto el curso sobre la conservación de las obras de arte con componentes tecnológicos organizado por el Museo Guggenheim Bilbao. En sus ponencias han resaltado el papel de las tecnologías digitales en la evolución y desarrollo del arte.
La Piedra de Rosseta es un elemento clave para entender los jeroglíficos del Antiguo Egipto. Si los egipcios de aquella época hubieran tenido Internet o cualquier dispositivo digital como los que usamos hoy en día, muy posiblemente, no hubieran grabado esa información en una piedra. Es obvio que existe una relación directa entre el arte y las tecnologías dominantes en cada momento y, hoy en día, esas tecnologías son las tecnologías digitales.
Berhard Serexhe ha sido el encargado de abrir el “I Curso de Verano Guggenheim Bilbao Museoa: La conservación de obras de arte con componentes tecnológicos”. El representante del Museo ZKM | Media Museum Karlruhe y experto en arte digital y electrónico ha señalado que “el arte del resurgir electrónico ha supuesto un nuevo modelo da autoría. La práctica artística ha cambiado y con ella, el trabajo de conservación”. Serexhe ha señalado que vivimos en un mundo que está completamente condicionado por el uso de las tecnologías digitales y “en ese contexto, las obras de arte tecnológicas están siendo continuamente reevaluadas y cuestionadas”. En opinión del ponente, “las categorías tradicionales del arte ya no son aplicables ya que no pueden asimilar todos los cambios que se están produciendo”.
Una de las características de esta era digital es la velocidad a la que se producen los cambios. Lo que hoy es tecnología punta, en un plazo de tiempo relativamente corto, se queda obsoleto. En este sentido, Serexhe ha apuntado que, “a diferencia de las obras de arte clásicas o analógicas, las obras de arte digitales no envejecen. El problema es que el software que se usa para su creación o los dispositivos necesarios para su almacenamiento sí que lo hacen”. Esto supone un gran problema para los museos ya que “necesitan de grandes inversiones para estar tecnológicamente actualizados” ha subrayado Serexhe. Por ello, el ponente ha abogado “por un cambio en las estructuras actuales de los museos para poder hacer frente a este reto”.
Sobre la conservación de las obras de arte digitales, el ponente ha señalado que “el mantenimiento se ha convertido en la clave de la conservación. Pero mantener todas las obras digitales requiere grandes inversiones y, por ello, muchas obras están abocadas a desaparecer”.
Serexhe se ha mostrado crítico con la función que desempeñan los museos. En su opinión, “hay que recalcar el aspecto didáctico del arte. Hoy en día, en los museos se da muchísima información, bien a través de aplicaciones o de audio-guías, pero el problema es que toda esa información, más que informar, distrae y el visitante se pierde la verdadera experiencia sensorial de la visita”.
Para finalizar, Serexhe también ha señalado que “con la globalización y el uso de las nuevas tecnologías el arte ha perdido sus atributos nacionales. Hoy en día no se puede hablar de arte alemán o arte chino y, de cara al futuro, no sabemos cómo va a ser la cartografía del arte”.
La segunda ponencia del curso ha corrido a cargo de Manuel Cirauqui, curator del Museo Guggenheim Bilbao. Cirauqui ha centrado su exposición en “la revisión del léxico con el cual estructuramos los discursos y los objetos en los museos”. En opinión de Cirauqui “este léxico está siendo cuestionado por la lógica de la cultura post-digital”. Para el ponente, “la clave de este debate es la obsolescencia, no solo la programable, también la previsible”.
Cirauqui ha terminado su intervención señalando que “hoy en día, todo lo que vemos en términos de arte, pero también a nivel global, está informado por un entorno digital e informatizado. No hay espacios simples y parece que cualquier objeto puede ser ejecutado a partir de un algoritmo. En este contexto todo está ligado a la cultura digital”.