La carencia de cualquier nutriente es causa de enfermedad y afectará a nuestra calidad de vida
“La larga expectativa de vida justifica el consumo de los alimentos funcionales” ha afirmado Maria José Rosselló en su participación en el curso de verano “Salud intestinal: base de la salud” que se ha desarrollado en el Palacio de Miramar de San Sebastián.
La nutricionista ha definido los alimentos funcionales como aquellos que, con independencia de aportar nutrientes, han demostrado científicamente que afectan beneficiosamente a una o varias funciones del organismo, de manera que proporcionan un mejor estado de salud y bienestar. Ha recordado que el primer alimento funcional de la historia es la sal yodada, que se empezó a utilizar ya en 1924.
Con los avances tecnológicos y el uso de antibióticos se empezó a alargar la esperanza de vida y con ello, la aparición de enfermedades que hasta entonces apenas afectaban a la población. “Hay datos de que en Cataluña, a principios del siglo pasado había una esperanza de vida de 39 años. Con esta edad enfermedades como la osteoporosis no tenían apenas incidencia, y por lo tanto la falta de calcio en el organismo no era importante. Con la industrialización nos cambia la vida a todos”.
A partir de los años 80 hay un aumento sustancial en los diagnósticos precoces y en el control de enfermedades. Se empieza a dar importancia a la alimentación, “todavía hay que darle mucha más” ha enfatizado Rosselló. Para esa época, ya se ha probado científicamente que la falta de algún nutriente afecta al desarrollo del feto, del bebé y de las enfermedades futuras. La industria se da cuenta de que “la salud vende” y empieza a desarrollar una gran variedad de productos que van a ayudar a suplir las posibles deficiencias en la alimentación.
La deficiencia de un nutriente puede deberse a factores tan diversos como las alergias (que impiden su consumo), las dietas restrictivas (como la dieta vegetariana sin suplementos que pueden llevar a escasez de hierro), el acceso a ciertos alimentos (no comer pescado por vivir en lugares interiores), el ritmo de vida (que hace que comamos lo que más a mano tengamos).
“Improvisamos en la alimentación”. Antes, en los hogares, había alguien que se encargaba de la comida. Los niños comían lo que había porque no tenían opción. “O te cenabas las verduras o no cenabas”. Actualmente hay tanta posibilidad de tener alimentos diferentes que no se tiene en cuenta la nutrición.
Para ilustrar esta idea la nutricionista ha dicho que según la base de datos de la OMS en el año 2010 sufrían carencia de yodo más de 270 millones de europeos. La carencia de yodo durante la gestación y la época de crecimiento es la principal causa de retraso mental pudiendo provocar una disminución de 15 puntos del Cociente Intelectual. Para paliar este problema se aconseja suplementos marinos a las embarazadas ya que es en los alimentos provenientes del mar donde encontramos este nutriente de forma natural, y en la sal yodada en alimento funcional.
Otros alimentos funcionales que encontramos en su forma natural son: los tomates, que contienen Licopeno, un potente antioxidante; el pescado y marisco por su contenido además de en yodo en Omega-3; el yogur que aporta bacterias lácticas, favorables para la flora intestinal; el brócoli y su alto contenido en Sulforafanos que ayudan a evitar el cáncer y la zanahoria que es antioxidante por su contenido en Carotenos.
María José ha concluido recordando que la carencia de cualquier nutriente es causa de enfermedad y afectará a nuestra calidad de vida. Ha aconsejado planificar y hacer seguimiento de la dieta para evitar carencias o excesos y conseguir la armonía de nuestro cuerpo. “Los jóvenes tienen que ser conscientes de la importancia de adoptar buenos hábitos para tener una buena nutrición, por que lo que tú hagas ahora va a depender la salud de tus hijos”