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María José Sanz: “Mi valoración de la COP28 es que el vaso está medio lleno”

La directora científica del centro de investigación BC3 explicó que el texto aprobado allí logró un equilibrio entre los diferentes intereses. En su opinión, a pesar del contexto geopolítico, la política climática multilateral avanza, aunque lentamente.

En diciembre de 2023, se celebró en Dubái la 28ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático, la COP28. El Donostia Sustainability Forum abordó el análisis del resultado de dicha cumbre, y para ello invitó a María José Sanz, directora científica del centro de investigación sobre cambio climático, BC3.

María José Sanz es doctora en biología y especialista en contaminación atmosférica y su efecto en las plantas. Cuenta con una dilatada experiencia en investigación (ha sido elegida recientemente miembro de la oficina sobre emisiones de gases de efecto invernadero del IPCC), y también conoce muy bien las negociaciones internacionales de cambio climático y la vertiente política y social de este problema.

“Mi evaluación de la COP28 es que el vaso está medio lleno” decía a modo de reflexión. “Las transiciones han comenzado” dice Sanz, “pero tenemos que pisar más el acelerador”.

Sanz comenzó su exposición explicando qué son las COP, y cuáles han sido claves, tanto por su éxito como su fracaso. Empezó con un recorrido histórico de las negociaciones climáticas, desde la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro, donde se aprueban las tres convenciones de río sobre cambio climático, biodiversidad y desertificación. A continuación, repasó las claves del Protocolo de Kioto, así como el fracaso de Copenhague en 2009, donde se intentó llegar a un acuerdo, que finalmente se concretó en 2015 en París.

Los acuerdos internacionales “tienen unas implicaciones legales”, subrayó Sanz, pero primero “se tiene que trasladar a las legislaciones europeas o en su caso de cada uno de los países que lo ratifican”.

El contexto de la COP28 estuvo marcado por las guerras de Ucrania y Gaza, por la crisis energética consecuente y por la propia crisis climática, con impactos cada vez más evidentes. Sanz explica que la crisis energética puede evolucionar de dos maneras: “O no hacemos nada porque estamos tratando de preservar la seguridad energética con las energías que tenemos o impulsamos la transición hacia energías renovables”.

“Además, en la COP anterior se había iniciado una discusión sobre pérdidas y daños” recuerda Sanz. “Hay países en vías de desarrollo que ya tienen daños muy importantes, y estos países reclamaban que se les compensara, por no ser ellos los causantes de estos daños”. El tema de pérdidas y daños ha ido cogiendo fuerza en los últimos años. En la COP25 de Chile-Madrid se crea la Red de Santiago, una red de trabajo técnica y el año pasado en la COP27 de Sharm el Sheikh (Egipto) se aprobó la creación de un fondo específico. El primer día de la COP28 no sólo se aprueba el procedimiento para la operacionalización de dicho fondo, sino que la propia presidencia anuncia una aportación de 100 millones de dólares. “Esto no había ocurrido nunca” dice Sanz. Este tipo de decisiones “siempre se adoptan al final”. De hecho, otros países siguen el ejemplo y en la primera jornada los compromisos alcanzan 700 millones de dólares. Se trata de uno de los éxitos de la COP28.

La convención de la adaptación

Según Sanz, a esta convención se le podría llamar la COP de la adaptación, puesto que “se pone al mismo nivel que la mitigación, ya que los impactos del cambio climático ya están aquí”. Tras la aprobación del objetivo global de adaptación, se estableció un plazo de dos años para definir los indicadores para medir el progreso en materia de adaptación.

En cuestión de mitigación un tema importante es el mercado de carbono, un mecanismo de flexibilidad que surge en el marco del Protocolo de Kioto. Es uno de los puntos de la COP28 en los que menos se ha avanzado. Y, por supuesto, un tema sensible es el futuro de los combustibles fósiles. “Qué hacemos con los combustibles fósiles es el elefante en la habitación”. Sanz explica que en la COP28 ha habido algunos avances. “No lo que esperaríamos en cuanto a su abandono, pero (el texto aprobado) es un pequeño paso”. La decisión recoge el término reducción progresiva de los combustibles fósiles (transition away from fossil fuels) en lugar de un lenguaje más contundente sobre la necesidad de eliminar el uso de estos combustibles (como podría ser el término phase out).

Otro tema importante ha sido el de la financiación, aunque es un elemento que está actualmente en desarrollo. El debate sobre un nuevo objetivo global de financiación empezó el año pasado y se espera que pueda aprobar el próximo año durante la COP29.

Se abordaron también temas relacionados con el desarrollo de una transición energética justa, que no tenga un efecto negativo en aquellos que tengan menos capacidad económica o que están menos favorecidos en la sociedad.

“Y en este maremágnum de paradigmas tenemos el primer balance global, el primer esfuerzo colectivo para determinar si estamos avanzando o no” y cómo debemos hacerlo en el futuro, explica Sanz. “La presidencia se sitúa a un nivel bastante más neutral de lo que inicialmente se pensaba que un país como éste podía tener en una COP. Había mucha desconfianza”.

Sin embargo, hay que tener en cuenta de que la cumbre del año próximo también se celebrará en un país productor de petróleo. Será en Baku, Azerbaiyán.

 

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