Los múltiples efectos de la desaparición del hielo marino en el Ártico
Peter Wadhmas, presidente de la Asociación Internacional de Ciencias Físicas de Océanos ha ofrecido una ponencia en los Cursos de Verano de la UPV/EHU donde ha expuesto las causas y las consecuencias del cambio climático
La inauguración del curso “Climate Change in an Era of Uncertainity” (El Cambio Climático en la Era de la Incertidumbre) ha comenzado con una sesión donde se ha ofrecido una primera aproximación al cambio climático de la mano de varios científicos de física y ciencias naturales entre los que destaca la visita del presidente de la Asociación Internacional de Ciencias Físicas de Océanos y profesor de la Universidad de Cambridge Peter Wadhams.
Wadhams ha ironizado con el título declarando que “la incertidumbre la tienen únicamente los políticos, ya que existen evidencias más que de sobra para demostrar la veracidad del fenómeno”. Y no le falta razón, porque “el área abarcada por el hielo del Ártico se ha reducido considerablemente a partir de la década de los 50”. DATOS. Esto se debe a múltiples factores. En primer lugar, “Esto ha hecho que el agua, donde previamente había hielo, comience a absorber los rayos de luz en verano en vez de reflejarlos en el hielo, como ocurría antes”. De esta manera, Peter Wadhams ha advertido de que el agua del Ártico está calentándose “peligrosamente rápido especialmente en las aguas de poca profundidad” que se encuentran cerca del continente asiático, americano y groenlandés.
“El espacio ocupado por el hielo del Ártico se ha reducido en tres cuartas partes y el grosor del hielo ha pasado de tener de 7 u 8 metros de media en la década de los 50 a tener entre 1 y 2 metros”. Según ha declarado, antiguamente el hielo cubría todo el espacio que quedaba entre Groenlandia, Rusia y Alaska. “Pero actualmente es posible circular en barco por la zona sin problema”. Además, el profesor ha añadido que en la década de los 70 comenzó a organizar numerosas expediciones a la zona con el fin de medir la calidad, el grosor y la composición del hielo “porque los satélites no ofrecían esa información”. Sin embargo, actualmente “es imposible realizar acampadas en el lugar por el grosor insuficiente”, y porque el “escaso hielo que queda se encuentra altamente fragmentado”, razón por la cual, la “única manera que tenemos para obtener información del Ártico es empleando barcos”.
Este hielo se derrite, en gran medida, por las “abundantes emisiones de carbono de la actividad humana”. El sistema económico “basado en el consumo de energías fósiles” está generando “enormes concentraciones de dióxido de carbono“en la atmósfera. “Este gas evita que la energía de los rayos de sol huya tras rebotar con el planeta” ha explicado el profesor. Sin embargo, lo peor de todo es que esos gases “tardan siglos en disolverse de la atmósfera”.
Pero todo no acaba aquí. El calentamiento tiene otro efecto que se convierte, a su vez también en causa: la fuga submarina de metano. “En el fondo del océano Atlántico existen grandes concentraciones de metano cubiertos de hielo que se remontan a milenios atrás”. El calentamiento del agua ha hecho que el hielo que rodea el metano “se derrita liberando el gas y trasladándolo a la atmósfera”. El metano es un gas con mayor efecto invernadero que el dióxido de carbono, pero a diferencia de éste, no perdura tanto en la atmósfera. “El metano desaparece después un par de décadas. Sin embargo, el problema de la alta concentración de este gas sigue siendo de extrema gravedad que se podrán apreciar en 2 o 3 años”.
Y no es para menos, “nunca antes en la historia hemos tenido semejante concentración de estos gases en la atmósfera ni tampoco registrado deshielos tan acelerados”. Según ha explicado Peter Wadhams, los problemas no serían muy “significativos” si todo se redujese a un mero deshielo y a una simple concentración de gas. “Pero hay más”.
“Las consecuencias de este fenómeno son caóticas” ha afirmado el profesor. Para empezar, “la temperatura subirá 4ºC de media en todo el mundo”, hecho que repercutirá “notablemente en la biodiversidad del planeta”. Además, debido a la mayor cantidad de agua procedente del deshielo, el nivel del agua subirá entre 1 y 2 metros “engullendo a varios países y ciudades como Bangladesh, Miami o Venecia”. Este hecho será especialmente problemático en “aquellos lugares que tengan una alta concentración de personas a los que les resulte difícil trasladarse a otro lugar como países del Tercer Mundo”.
Por otro lado, habrá cambios en el clima debido a la mayor lentitud del jet stream, la corriente del aire que regula la temperatura entre el Ártico y el trópico. “Al calentarse el planeta, el contraste de temperatura entre ambos lugares es inferior, por lo que la velocidad de circulación del aire disminuye”. La consecuencia más directa de este fenómeno se reflejará en la producción de alimentos. “En un mundo de 7 billones de habitantes, uno de los grandes retos de este siglo será alimentar a toda una población que, además, sufrirá las nefastas consecuencias de este fenómeno que ya está sucediendo”.
Wadhams ha afirmado que los únicos beneficiarios de este fenómeno será el sector petrolífero. “Para extraer petróleo del Ártico se necesita de barcos que extraigan y que transporten petróleo entre el hielo. Por lo tanto, cuanto más fino e inexistente sea el hielo, más fácil les resulta transportarlo”.
Políticas de actuación y soluciones
Peter Wadhams ha aclarado que “no hay claras soluciones al problema”. “Incluso si se diera el caso hipotético de que todos los humanos dejáramos de emitir metano y dióxido de carbono radicalmente, seguiríamos sufriendo efectos del calentamiento global por la alta concentración de gases de efecto invernadero que ya están ahí”. La alternativa más viable que contempla el profesor es desarrollar técnicas de ingeniería para “absorber la cantidad de gases de efecto invernadero que tenemos en la atmósfera, pero todavía no disponemos de instrumentos para hacerlo”. En este sentido, Wadhams ha querido criticar la actuación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) destacando que este grupo “explica qué hacer, pero no aclara el cómo”
Otra alternativa que se ha propuesto es tratar de “replicar el ecosistema tropical en todo el mundo” para obtener alimentos”. Esta solución se idea como solución para adaptarse a “una realidad difícilmente evitable”. Esto obligaría a plantar “bastantes más árboles de los que existen” e implicaría “detener el crecimiento de la urbanización de las ciudades”.” Al final, todo se reduce a una decisión moral que debe tomar la humanidad”.