El poder naval vasco: una historia todavía por descubrir
No es casualidad que la ponencia marco del Congreso Internacional de la Nao Victoria lleve por título “Evolución de la tecnología naval vasca entre la Edad Media y la Moderna: un proceso fundamental en la historia marítima universal”
Xabier Alberdi, director del congreso y de Untzi Museoa, nos decía que parece un título pretencioso, casi chovinista a primera vista, pero lo que estamos viendo con las investigaciones que se están haciendo en las costas del mediterráneo y de la fachada atlántica, tanto europea como americana, están confirmando todo lo que los estudios documentales habían observado acerca del predominio de las embarcaciones de origen vasco en el tráfico naval de todas esas aguas.
Hay mucha documentación por escrito pero queda muchísimo por estudiar. Incluso estudios realizados hace años, como la tesis del matrimonio Pierre y Huguette Chaunu (un estudio cuantitativo de número de barcos, de viajes etc.), demuestra que a lo largo del S XVI el 80% de los barcos que navegaron desde Sevilla, puerta a las Américas, son de origen vasco. Es la tecnología vasca el eje del tráfico comercial entre los dos mundos desde principios del S XVI. No surge en un día, es el resultado de lo que ya entonces era una tradición. Los estudios que se han hecho en Gran Bretaña demuestran que ya en los siglos XIV y XV el 90% del tráfico comercial entre las islas británicas y la península ibérica eran de origen vasco. El tráfico norte-sur dentro de la fachada atlántica estaba copada por barcos de aquí. Uno de los descubrimientos realizados en Newport, es de una embarcación vasca a la que se le llama “The Newport medieval Ship” de la que nos hablará Toby Jones.
Xabier Alberdi reivindicaba esta historia que se ha mantenido en stand by. Quizá por el negacionismo de los 40 años del franquismo a todo lo que sonara a vasco y por una tendencia indigenista de los estudios históricos que se realizaban en el País Vasco demasiado centrados en nuestras esencias como pueblo. Nos volcamos en la prehistoria y en el origen de la raza, dejando de lado otras realidades históricas como puede ser nuestra expansión marítima y comercial.
El Newport es la embarcación del S. XV que mejor se conoce en Europa tras los estudios arqueológicos realizados. Representa lo mismo que la Nao San Juan supone en el S.XVI. No es casualidad que las dos embarcaciones más conocidas y estudiadas sean de origen vasco. El Newport no se investigó por ser de origen vasco, sino que tras el hallazgo del pecio los resultados de la investigación llegaron a esa conclusión. Sabemos que fue construido a mediados del S. XV, que navegaba entre la península y las islas británicas y que mientras estaba siendo reparado, se hundió en el puerto.
Se realizó un estudio de las anillas de crecimiento de la madera con la que estaba construido y resulta que esa madera era de Álava. “Es un dato que nos tiene que hacer cambiar nuestra mentalidad historicista sobre el siglo XV que hemos creído lleno sólo de guerras banderizas entre oñazinos y gamboinos. En esa tendencia indigenista nos hemos olvidado de que a la par, se construían barcos en la costa con madera traída del interior alavés y que navegaban por toda Europa”. De hecho, por entonces, la prevalencia de naves vascas en el Mediterráneo es una cuestión puramente comercial. Se contaba con las características de la tecnología más demandada y que los transportistas vascos ofrecían sus servicios de mejor calidad y a menos precio. En definitiva, las embarcaciones vascas conquistaron un mercado cada vez más lejano por su tecnología y por su avanzada logística. Son embarcaciones que zarpan por ejemplo del País Vasco a Bristol, de allí a Lisboa; de Lisboa a Sevilla para pasar a Málaga y así al Mediterráneo. Son embarcaciones que no recalan en su propio puerto de origen sino que llegan a donde haga falta.
El descubrimiento de América coge a los navíos vascos muy asentados en la costa andaluza, en Cádiz y en Sevilla, las puertas que comunican los dos mundos. Cádiz será la punta de lanza que usarán los vascos para navegar tanto hacia el Mediterráneo como a las Américas. Para ir hacia el nuevo continente se necesitan no sólo embarcaciones. No es ninguna casualidad que los primeros funcionarios de la Casa de Contrataciones que creó la corona para monopolizar el comercio con América va a estar liderada por oficiales y marinos vascos. Uno de los recientes descubrimientos historiográficos apenas sin investigar es el referente a la Escuela de pilotos vizcaínos de Cádiz (vizcaínos se denominaba a los vascos en general). El año 1.500 se le confirma en sus ordenanzas que todos los pilotos de las embarcaciones que tengan que pasar de un lado al otro del estrecho tienen que ser miembros de ese colegio.
Es un auténtico monopolio que surge incluso antes de la creación de la Casa de Contratación de Sevilla en 1.504. Incluso el creador de la misma, Sánchez de Matienzo - canónigo de la catedral de Sevilla- es originario de una familia estrechamente vinculada con Vizcaya. Originario del Valle de Mena en Burgos muy vinculado con Carranza. Llegamos así a los años de Elcano (1.510) y otros marinos vascos de renombre como Rekalde. Los máximos regidores de la Casa de la Contratación son o originarios del País Vasco o muy vinculados a él. Llega un momento que el tráfico entre los dos continentes es predominantemente vasco.
No es de extrañar que los restos de las principales embarcaciones halladas en América del norte, en Canadá, sean de este origen vasco porque al margen del monopolio de Sevilla, es decir de la Corona Española con las indias, la navegación se extendió por un continente cada vez más grande. El acuerdo de Tordesillas estableció un reparto entre Portugal y España. Ninguna de las dos potencias tuvo ningún interés en las tierras de Terranova porque no había ni oro, ni plata ni perlas. Había bacalao y ballenas que es lo que interesó a los pescadores vascos, bretones, franceses, irlandeses… de toda la fachada atlántica europea. La mayoría llegaban en busca del bacalao pero cuando llegan los vascos- los únicos que entonces se dedicaban a la caza de la ballena- encuentran una verdadera mina. La del oro líquido de su grasa. Allá se encontrará la Nao San Juan, en la península del Labrador en Canadá.
De La Nao San Juán hablará en el congreso, uno de los principales arqueólogos marinos que ha invertido 20 años en esta investigación, Brad Loewen. Su descubrimiento, las labores de arqueología subacuática, sacar a la superficie todas y cada una de sus piezas, sacar planos, volver a depositarlo en el agua…Los resultados, que son referencia a nivel mundial, ocupan 6 tomos. La reconstrucción de Albaola es posible por esta investigación. Una reconstrucción fehaciente, pieza por pieza. Tenemos una información total de cómo se elaboraron esas piezas, cómo era el material original, qué tratamiento previo tuvo. Una visión amplísima de lo que era la construcción naval en el País Vasco, no sólo de una nave sino de toda la tecnología que se usaba. La silvicultura, la elaboración del hierro utilizado, los sistemas de construcción naval, todo. Pero ¿de dónde era la madera de la Nao San Juan? No sabemos. El descubrimiento en 1978 no permitió la investigación. Como decía Xabier Alberdi, se podría saber.