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Wenceslao Peñate aborda las conductas antisociales y los perfiles de las asesinas y asesinos en serie

El catedrático de Psicología Clínica explica las consecuencias a largo plazo de este tipo de conductas.

El viernes, 19 de julio, Wenceslao Peñate, catedrático de Psicología Clínica en la Universidad de La Laguna, realizó una presentación en el Palacio Miramar de San Sebastián, donde explicó los diferentes motivos por los que mujeres y hombres matan personas. Asimismo, destacó el papel crucial que tiene las familias en este tipo de conductas.

¿Cuáles son los principales rasgos de las conductas antisociales? 


Está muy caracterizado y normalmente tiene que ver con una serie de actos violentos, agresivos. Esas personas, o cometen delitos contra la propiedad o restringen los derechos de las personas.

¿Cuál es la edad en la que se empieza a detectar este tipo de problemas?

Aprovechando la pregunta, me gusta resaltar que las conductas antisociales, las conductas violentas y agresivas y la limitación de los derechos de los demás, no aparecen de repente. Es decir, hablamos de trayectorias personales, aunque es verdad que en la etapa más infantil es muy complicado intentar identificar características que puedan indicar posteriormente la aparición de una psicopatía. Pero, sí es verdad que a partir de la primera adolescencia ya hay rasgos muy determinantes que nos pueden, de alguna manera, predecir que esa persona puede tener comportamientos antisociales o psicopáticos en el futuro.  

¿Qué papel juegan las familias en estas situaciones?


El papel de la familia es muy, muy relevante, porque posiblemente sea el arma más poderosa que tenemos para la prevención. Lo que dicen las revisiones sistemáticas y los metaanálisis es que la escasa supervisión, el desinterés o la disciplina inconsistente de las familias son un caldo de cultivo para que aparezcan comportamientos antisociales. 

Es decir, hay que mostrar interés sobre las vidas de nuestras hijas o nuestros hijos, tener una capacidad de supervisión hasta donde podamos, no desentendernos de sus vidas. Al mismo tiempo hay que tener un sistema disciplinar claro, son tres elementos relativamente sencillos que, si se hacen de manera consistente, tenemos un arma muy poderosa para prevenir la conducta antisocial. 

¿Qué consecuencias pueden tener estas personas a largo plazo si no se trata adecuadamente?

Las consecuencias tienen que ver con comportamientos delincuenciales y con criminalidad, lo que significa que van a sufrir lo que es un arresto y una sentencia judicial posterior. Pero eso, siendo muy importante, lo que sabemos hoy día de las revisiones y de los datos que hay de estudios de seguimiento es que eso es una parte más de las secuelas que tienen estos comportamientos antisociales infantojuveniles. 

Hay aspectos muy relevantes, por ejemplo, van a tener dificultades laborales para buscar trabajo, para permanecer en el empleo. Son personas que generan muchas dificultades en el clima familiar y también en las relaciones de pareja. 


Empiezan a tener problemas internalizantes, es decir, los trastornos externalizantes son los característicos de la conducta antisocial, pero los internalizantes son los internos de problemas emocionales, como puede ser la ansiedad y la depresión. Estas chicas y estos chicos empiezan a tener ya problemas internalizantes también y, esto es interesante, suelen tener una peor salud. Es decir que el estrago inmediato que era que delinquen, se les arresta, cumplen una pena judicial, es uno más de las muchas secuelas que pueden tener este tipo de comportamientos.

¿Hay alguna característica común entre las asesinas y asesinos en serie?

Desafortunadamente, el rasgo más común es que no existen rasgos comunes. Básicamente, porque -y esto es una buena noticia-, que las asesinas y asesinos en serie son pocos, y la mala noticia es que son tan pocos que son muy variables. Por lo tanto, el aspecto más redundante entre este tipo de personas suele ser que hay mucha variabilidad. 

Evidentemente, hay hipótesis de carácter genético y hereditario, también de lesiones cerebrales, pero hay un perfil frecuente, y eso es lo más interesante que estamos hablando hoy día. Hay un perfil común que tiene que ver con la decantación ontogénica, es decir, el desarrollo de las personas.  Estamos hablando de chicas y chicos, básicamente chicos, que son los asesinos en serie, que tienen dificultades familiares. Algunos de ellos ni siquiera tienen un ambiente familiar adecuado, o desaparecen los padres, o no los tienen directamente, otros tienen padres que no se comportan de manera adecuada, a veces son objeto de abusos físicos y sexuales. 

Algunos de ellos posteriormente empiezan a tener filiaciones problemáticas, buscando el apoyo de sus compañeras y compañeros. Empiezan a buscar una filiación que se parezca un poco a sus comportamientos, y finalmente empiezan a aparecer las primeras transgresiones, y eso es un perfil longitudinal muy característico de todos los asesinos en serie.

¿Qué diferencias se han encontrado entre mujeres si hombres asesinos?

A pesar de que se suele hablar de manera por igual, no es exactamente lo mismo. En el caso de los hombres hay un fracaso en el sistema de recompensa, es decir, por algún motivo nuestro cerebro en un momento determinado nos empieza a informar que hacer daño, que torturar, que violar, que matar, es placentero, y obtienen placer a través de ese procedimiento. Evidentemente, en ese cerebro de esa persona es muy extravagante lo que está ocurriendo, los procesos por los cuales nuestro cerebro empieza a informarnos de esa manera son complejos, pero ocurren, de tal manera que esa persona empieza a sentir satisfacción por algo que la inmensa mayoría de las personas no sienten.  

En el caso de las mujeres, que son muy pocas, las asesinas en serie suelen ser por motivos económicos. Es decir, las envenenadoras tratan de envenenar a sus distintas parejas para tener el dinero que van adquiriendo por la viudedad, o van tratando de matar a personas porque es más fácil conseguir el dinero a través de la muerte que la extorsión, pero siempre hay una finalidad económica.

¿Se trata de un rasgo de personalidad o quizás es derivado por algún problema de salud mental durante un periodo determinado?  

En el caso de las asesinas y asesinos seriales, una de las cosas más típicas que aparecen siempre es la personalidad sádica. Las personas que son poco empáticas, que se satisfacen con el dolor, que no tienen un reconocimiento del otro, una emocionalidad superficial, pero todas y todos los asesinos en serie no tienen una personalidad sádica, algunos de ellos tienen una personalidad completamente normalizada y en un momento determinado actúan de esa manera. Pero, es verdad que el rasgo más típico que pueden reconocer en la referencia suele ser la personalidad sádica, pero lo llamativo es que no aparecen en todas las personas.

¿Cómo se diferencia una asesina o asesino en serie de una o un psicópata?

De hecho, el modo en que se asesina es un modo de clasificar a los psicópatas asesinos en serie, es decir, el modo en que organizan, planifican, el modo en que tienen instrumental apropiado o no tienen instrumental, el modo en que colocan el cuerpo, si lo someten a tortura o no lo someten a tortura, etc. Es un modo que tiene el grupo cuántico, que es el más reconocido a nivel mundial por las series y por este tipo de cosas, es el modo que tienen ellos para identificar la tipología de los asesinos en serie.

¿En el ranking mundial que país lidera estos casos de la Psicología Forense?

Quizás porque tiene una mayor preocupación por ese tema, evidentemente estamos hablando de los Estados Unidos, donde es un asunto muy visible y eso hace que se les reconozca, pero todas las culturas, todas las épocas han tenido asesinos en serie. Posiblemente, hay culturas donde por algún motivo no les gusta destacar la presencia de este tipo de personas, no lo ven bien dentro de su reconocimiento internacional, y a otros países no les importa hacerlos públicos. Pero, desafortunadamente no podemos hablar de que hay un nicho cultural que favorece la aparición de asesinas y asesinos en serie, la verdad es que están en todos lados.

¿Hay algún caso que te llame especialmente la atención? 

No especialmente en el sentido de que sea psicológicamente más relevante, pero evidentemente hay algunos que son muy llamativos.
A mí me resultó llamativo por ejemplo Jeffrey Dahmer, porque él tenía un ambiente familiar protector. Durante mucho tiempo convivió con sus padres, eran unos padres bien formados, lo cuidaron muy bien y fue un chico que tuvo un desarrollo relativamente normalizado, y, sin embargo, en un momento determinado empieza a cometer asesinatos. No cumplía el perfil.

¿Crees que hay alguna solución para estas personas? ¿Son capaces de cambiar?

Hay algunos casos, no voy a citar el caso de Garavito, porque no es exactamente así, pero hubo un caso muy reconocido en Chile, que es el Chacal de Nahueltoro. Era una persona analfabeta, vivía prácticamente como un animal, había tenido muy poco contacto con los seres humanos, y una vez cuando se le detiene por unos asesinatos muy terribles en la cárcel aprende a leer y escribir. Lee y comienza a darse cuenta de las barbaridades que ha hecho, y empieza a tomar conciencia de lo monstruoso que había sido su comportamiento. 

Es un caso atípico, no es habitual. Lo más usual es lo que vemos normalmente, tipo Jeffrey Damm, tipo Ed Gein, tipo Ted Bundy, donde esas personas se regodean de haber cometido ese tipo de delitos. No hay una buena noticia en ese sentido de redención, a lo mejor estratégicamente pueden aparentar redención, pero no lo sienten como tal. Pero, sí es verdad que hoy día con los análisis secuenciales longitudinales estamos detectando esa secuencia desde el nacimiento hasta la primera etapa de jóvenes, que nos pueden decir que a lo mejor podríamos cuidar a determinadas personas para que esa vulnerabilidad no la desarrollen finalmente. Ahí sí podemos tener mejores noticias.