COP29: Un acuerdo de mínimos en financiación climática en transición hacia la COP30 de Brasil
La COP29, celebrada en Azerbaiyán en noviembre de 2024, logró establecer, como resultado principal, un nuevo objetivo de financiación climática y permitió cerrar los acuerdos en torno a los mercados de carbono, según explicó la directora científica del BC3, Basque Centre for Climate Change, María José Sanz. Asimismo, señaló que se avanzó, en la medida de lo posible, en el objetivo global de adaptación y en la agenda de género.
María José Sanz participó, un año más, en un evento del Donostia Sustainability Forum dedicado a hacer balance de la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. “Muchas veces estos procesos multilaterales no se comprenden bien, y se crean unas expectativas en procesos que no tienen la misión de imponerse a la soberanía de ningún gobierno. Tienen la misión de generar debates colectivos entre países para llegar a acuerdos que puedan direccionar las políticas públicas hacia un objetivo colectivo marcado por el Acuerdo de París, que es quedarse en un aumento de la temperatura por debajo de dos grados, o incluso, para más seguridad, por debajo de un grado y medio”, explicó. A su juicio, la COP29 ha sido una cumbre de transición hacia una reunión que se espera sea más importante, y que se celebrará en 2025 en Brasil.
La mitigación no avanza
Es fundamental recordar, explicó María José Sanz, que la base de estas discusiones es la ciencia. El IPCC, el panel de expertos en cambio climático, articula el conocimiento científico existente para brindar indicaciones claras y confirma que las causas del cambio climático son en gran medida antropogénicas, impulsadas por nuestro modelo de desarrollo y las emisiones de gases de efecto invernadero.
Según detalló, a pesar de algunos avances en la reducción de emisiones en ciertos países, las emisiones globales siguen creciendo. Aunque se observe cierto desacoplamiento entre el crecimiento económico y las emisiones en algunas economías, este proceso no es lo suficientemente rápido para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. La necesidad de actuar con urgencia se evidencia, añadió, en los impactos del cambio climático, que se multiplican a medida que aumenta la temperatura global.
Financiación climática
El acuerdo de financiación se logró con el compromiso de los países ricos de aportar al menos 300.000 millones de dólares anuales para 2035 a los países menos desarrollados. Sumando las aportaciones privadas, el compromiso global alcanza 1,3 billones de dólares [1012] para que los países más pobres puedan reducir sus emisiones, avanzar hacia economías bajas en carbono y adaptarse a los efectos del cambio climático. Esta suma es muy inferior a la que reclamaban los países del sur global y lo que se reconoce que se necesita, pero “triplica la financiación que se había aprobado anteriormente”, lo que ya en sí es un logro, añadió.
Reconoció la necesidad de catalizar la inversión privada y de que las instituciones financieras internacionales se reestructuren y se adapten a las necesidades de financiación climática. Asimismo, destacó la importancia de la transparencia y la urgencia en la disponibilidad de los fondos.
Mercados de Carbono
Los mercados de carbono, concebidos como un mecanismo de flexibilidad para facilitar la transformación hacia una economía baja en carbono, han sido objeto de debate por su potencial para ser utilizados como una herramienta para favorecer la reducción de emisiones.
En la COP29 se lograron avances en la definición de estándares para mejorar la integridad ambiental de los mercados de carbono, especialmente en lo que respecta a los proyectos de sumideros de carbono, y se establecieron directrices más claras para alinear los instrumentos de mercado con los objetivos del Acuerdo de París, así como mejores guías para medir la reducción de emisiones, según explicó María José Sanz.
Otros avances
La COP29 también logró avances en otros temas, como el objetivo global de adaptación, la agenda de género y el fondo de pérdidas y daños. Se lanzó un programa de trabajo para el objetivo global de adaptación, con un enfoque en la definición de indicadores. Asimismo, se renovó el programa de trabajo sobre género, reconociendo la importancia de la igualdad de género en la lucha contra el cambio climático. Además, se plantearon nuevos compromisos para el fondo de pérdidas y daños, incluyendo por primera vez contribuciones de gobiernos regionales.
Balance y expectativas
Aunque la COP29 no logró avances significativos en algunos temas clave, sentó, a juicio de María José Sanz, las bases para futuras negociaciones. La financiación climática se consolidó como un tema central en la agenda global y el compromiso de triplicar la financiación para los países en desarrollo es un paso importante, aunque insuficiente.
La investigadora subrayó, además, que la participación de actores no estatales, como gobiernos regionales, se vislumbra como una vía para complementar la acción de los gobiernos nacionales. Llamó la atención, además, sobre la capacidad que tiene la sociedad civil para impulsar la transformación del sector privado en base a los servicios y productos que demanda y consume.
El éxito de las futuras COPs, añadió, dependerá también de la capacidad de los países para superar las diferencias culturales, los intereses divergentes y la desconfianza, y construir una visión compartida para un futuro sostenible. “Esperemos que el año que viene las circunstancias sean un poquito más apropiadas para que haya un acuerdo quizás más extenso en los temas que hay ahora mismo sobre la mesa”.
La COP30, que se celebrará en Brasil en 2025, tendrá grandes retos. Los países deberán renovar sus compromisos de reducción de emisiones, buscando una mayor ambición, explicó la directora del BC3. Será una cumbre crucial para determinar si el compromiso de financiación climática se materializa en acciones concretas. Se espera, además, que la COP30 impulse avances en temas relacionados con los bosques y la adaptación, dada la ubicación de la cumbre en el Amazonas.