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“Hay una parte de la población a la que hay que exponer a los precios reales de la energía para que sepa de verdad lo que cuesta y sepan ahorrar”

Pedro Linares: seamos inteligentes. Acciones a corto y actitudes a largo.

Una cosa es la situación de emergencia y otra tener la visión a largo. “Lo que me preocupa es que no se mezclen las dos situaciones y que por querer arreglar una emergencia no estropeemos lo que hay que ir arreglando a medio y largo plazo. A veces se mezclan las cosas por oportunismo político, olvidándose de que hay que prepararse para el futuro”.
“El petróleo está bajando y seguramente se estabilizará, pero el precio del gas se prevé que tarde un par de años en volver a niveles razonables. La cuestión es saber gestionar estos dos años mientras te vas preparando para un mercado que va a ser distinto al que tenemos ahora”.


Lo dice Pedro Linares, profesor de la Universidad Pontificia de Comillas y ponente que hace una propuesta para una “Reforma de los Mercados Energéticos” en el curso organizado por BC3 (Basque Centre for Climate Change) sobre las “Nuevas respuestas a la crisis climática en el actual contexto geopolítico y energético” y que se celebrará los días 15 y 16 de septiembre.


“Si hablamos de mercados energéticos me gusta subrayar que, para una familia media, el gasto en electricidad es menor que el gasto de gasolina o incluso del gas. Siempre hablamos de la reforma del mercado eléctrico como si fuera el Santo Grial, pero gastamos más dinero en otras energías de las que hablamos menos”.
“La gran discusión actual es si hay que sustituir el mercado actual o si hay que hacerle ajustes. Yo soy más partidario de hacerle ajustes. Ya hemos vivido situaciones en las que no había mercado y el ministerio de turno decía lo que había que hacer. Lo terminábamos pagando los consumidores”.


Hay ajustes que se pueden hacer como impulsar la contratación a largo plazo, incluso exigiéndosela en parte a las comercializadoras, como se hace en algunos países.

A corto los problemas son dos: recortar consumos y protegerse de los altos precios. Hay que tener mucho cuidado con las medidas de protección porque “cuando aplicas medidas para que sea más barata la energía para todos, lo único que haces es fomentar el consumo en lugar del ahorro. Si tenemos problemas con el gas hay que tomar medidas para los hogares y empresas vulnerables y a los que sí pueden pagarlo, enfrentarles a los precios que existen”.


En Alemania están asustados con el gas, pero la subida de la electricidad no ha sido tan alta porque estaban acostumbrados a tener contratos a largo. Imbuir una cultura que si asegura el coche o la vivienda también lo haga con el coste de su suministro energético. “En España seguimos pensando que cuando tengamos un problema, el gobierno vendrá a salvarnos. No entiendo que muchas industrias intensivas de energía no tuvieran contratos a largo cuando llegó la crisis energética. Si las medidas van a mantener comportamientos no adecuados porque siempre el gobierno nos protegerá ¿dónde está el ahorro o dónde la defensa ante los mercados volátiles que nos van a seguir acompañando?”.


La cuestión no es poner topes generalizados a los precios, porque quizá fomentamos el consumo que no tenemos que tener. “Hay mucha demagogia y populismo en la política actual. La situación requiere una solución bien pensada y consensuada entre todos, no medidas electoralistas”.


España difícilmente va a tener una falta de suministro de gas. Tiene una red de regasificadoras muy robusta que le permite traer gas de muchas partes del mundo. “Lo que tendremos es un aumento de precios por la tensión en el mercado lo que nos obliga a reducir el consumo todo lo que se pueda. Primero para relajar el mercado y segundo para ahorrarnos un dineral. La prioridad absoluta debería ser el ahorro inteligente. Es decir, ahorro en la industria (el consumo residencial y comercial de gas es de un 20-25%). Ajustando los termostatos ahorramos un 7%, pero sólo de ese 20%. En todo caso está muy bien ahorrar en gastos innecesarios, pero en el corto plazo hay muy pocas cosas que hacer. “Hay que pensar en las mejoras tecnológicas de los equipos y comenzar a invertir con una mirada a 2 años vista; en buscar dónde está el potencial de ahorro de la industria".


Ya hay tecnologías para el ahorro, pero muchas industrias no se han metido en ello por falta de capacidad de inversión o porque no lo han considerado como prioridad. Pedro Linares ponía como ejemplo el sector agroalimentario español que, siendo gran consumidor, no ha considerado la energía como un problema. Sustituir el gas por las bombas de calor alimentadas con renovables es ya rentable en el sector. Su problema es conseguir la materia prima a buen precio y vender bien, no ahorrar en energía, aunque repercuta en el precio final del producto. No es su prioridad y necesitan un empujón. Los pertes podrían enfocarse a este tipo de inversiones, a sistema de recuperación de gases o cogeneraciones que están abandonadas, pero que en este momento resultan interesantes. En lo que Pedro Linares insistía era en que “aquí no hay soluciones mágicas que funcionen de un mes para otro” hay que fomentar el ahorro haciendo entender el problema: “Cuando en una ciudad hay cortes de agua la gente comienza a ahorrar, pero con la energía la gente no capta esa necesidad de ahorro. Si además les estamos protegiendo contra los precios altos, pueden seguir haciendo lo mismo (aunque es cierto que empezamos a observar ya ciertas reducciones). Hay que ver como concienciar a la ciudadanía en el ahorro. Tal y como están los precios cualquier porcentaje de ahorro es importante”.


Las medidas a corto no pueden ser muy potentes, las que se adopten a dos años vista nos permitirán no estar tan expuestos a la volatilidad de los precios y nos ayudarán a hacer la transición.

Ahorro y progresiva sustitución del gas en la generación eléctrica por energías renovables.


“Que Alemania vuelva al carbón durante un par de años no me preocupa. Lo que me preocupa es que vayamos a crear nuevas centrales de carbón y vayamos a seguir usándolo durante 20 años más". Lo que está claro es que son las renovables las que nos van a sacar de la situación. A largo plazo más renovables, aunque algunos tengan temporalmente que usar energías fósiles. Todo lo que se invierta en renovables es dinero que ahorramos frente al carbón y el gas. “Los objetivos que nos habíamos planteado antes de la crisis eran ya difíciles, pero ahora sabemos que cuanto más los aceleremos mejor, porque nos van a permitir salir más rápido”.
La transición energética que nos venden tiene matices. “Hasta que dentro de 20 años no alcancemos el nivel de renovables necesario el gas va a seguir estando ahí y lo vamos a seguir necesitando para obtenerlas”. Pagaremos cara nuestra electricidad porque vamos a tener que construir los sistemas de almacenamiento. Los inversores ya no apuestan ni por el gas ni por el petróleo lo que provocará un bajón sustancial de la oferta que puede impedir lo que dicen algunos sobre la bajada de precios. “El lío no comenzó con Putin sino con la recuperación post covid de China, un año antes, que requirió mucho gas. La volatilidad y la exposición a precios altos la vamos a seguir teniendo durante los próximos 20 años. Cuanto más nos podamos proteger de esa volatilidad mejor”.


Más ahorro, más renovables y más conciencia ante una volatilidad de precios sin esperar que nos vengan a salvar.

Pedro Linares, contrario a las subvenciones universales reconoce que algunas merecen la pena. Primero a los vulnerables por pura justicia y porque pueden atraer comportamientos deseables de la población. Animar a la gente para que haga una pequeña inversión suele dar frutos positivos. Subvenciones inteligentes bien medidas y bien dirigidas. Pedro Linares acabaría con los 20 céntimos de subvención para los carburantes o el tope al precio del gas y daría directamente un cheque a las familias y empresas vulnerables para su uso energético. Hacienda ya sabe a qué familias tiene que llegar el cheque. Al resto de la población exponerla a los precios. Enfrentarse a una gasolina a dos euros y medio puede provocar un consumo más responsable, es decir un menor consumo. Pedro Linares recordaba que la idea del cheque ya lo recomendaron desde Economics for Energy en 2015.
“Hay una parte de la población a la que hay que exponer a los precios reales de la energía, para que sepa de verdad lo que cuesta y sepan ahorrar”. Los programas de eficiencia energética tienen que estar dirigidos a la población vulnerable. “Todos sabemos quiénes son y dónde viven. Móntese una estrategia de rehabilitación energética en los barrios dormitorio que se construyeron en los 60 y son un desastre energético”. Otro dato que aportaba Pedro Linares: las subvenciones para el coche eléctrico se las están llevando personas de renta alta que compran un segundo vehículo sin dar de baja el anterior.


La rehabilitación de viviendas integral es cara y necesita tiempo, pero las rehabilitaciones exprés permiten ahorros con un aislamiento interior y no en toda la envolvente del edificio, el cambio de ventanas, el cambio de calderas, electrodomésticos más eficientes (con ayudas a la gente que no se lo puede permitir y no en quienes de todas maneras lo iban a hacer). El café para todos supone un gasto excesivo y acaba en las personas que no lo necesitan.


Todas las nuevas edificaciones tendrían que ser Passive House, certificar su O energía. “No vale con instalarles unos paneles solares y ya está”. España está muy retrasada en este tema.

“Es en el sector industrial donde aún no sabemos cómo quitarnos de encima los fósiles”. La industria del acero, el cemento, la industria del azulejo tan importante en España que parece que comienza a estudiar el uso del hidrógeno siguen siendo consumidores de fósiles. “Es urgente invertir ya con vistas a 30 años porque no es sostenible mantener la tecnología actual”. 


Pedro Linares más que de hidrógeno prefiere hablar de gases renovables, pero sí está seguro que para gran parte de la industria su futuro pasa por su uso como combustible para poder abandonar los fósiles. Aun y todo se plantea varias interrogantes. Aunque tengamos las renovables más baratas para la producción de hidrógeno, el norte de África las tiene más baratas y la demanda tampoco va a ser tan grande. La industria sí pero el resto se va a electrificar. Habrá un mercado interesante para el hidrógeno donde España jugará un papel importante, pero es un mercado de muy poco valor añadido. Es mejor que el hidrógeno lo invirtamos en nuestras industrias para vender productos descarbonizados que no pensar en ser exportadores de hidrógeno.


Hasta que no suban más los precios de las energías fósiles y se abarate la producción del hidrógeno, va a ser prácticamente anecdótico. Lo que se necesitan son pruebas reales de su uso en la industria, proyectos piloto y plantas pequeñas de demostración que garanticen su validez. Seguir investigando para mejorar su producción y, llegado el momento, estar preparados.

Pedro Linares no tiene nada claro que en un año pueda ser realidad el gaseoducto del Midcat o si requerirá de 2 o 3 años cuando ya no haga falta. A Alemania le interesa, pero también están invirtiendo en regasificadoras flotantes. Puede ser más interesante mandar el gas licuado directamente en barco. Como conducto a futuro de hidrógeno tampoco lo tiene claro porque a futuro puede ser más eficiente convertirlo en amoniaco y exportarlo. “Hay tantas incertidumbres que invertir en este momento en infraestructuras fijas de gas me parece una apuesta muy arriesgada”.

¿Qué hacemos con el diseño del mercado? ¿Es conveniente mantener el modelo marginalista? ¿Cómo se fijan los precios en el mercado? Con los actuales precios del gas... ¿hay gente que está ganando mucho dinero? Las soluciones son muy complicadas. Lo que tiene claro Pedro Linares es que hay que estimular la contratación a largo plazo.