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Isa Duque destaca la urgencia de cambiar la percepción sobre las personas jóvenes y valorar su potencial

La psicóloga y sexóloga, conocida como psicowoman, aborda la percepción y desafíos a los que se enfrenta la juventud.

Isa Duque, destacada psicóloga y sexóloga, ofreció una ponencia en el Palacio Miramar de Donostia / San Sebastián el martes 25 de junio, donde compartió su visión sobre la juventud actual y la importancia de cambiar la percepción que los adultos tienen de los adolescentes. Con su experiencia en el proyecto ciberactivista psicowoman, Duque invitó a la audiencia a reflexionar sobre los desafíos que enfrenta la Generación Z en un contexto de incertidumbre y cambios sociales.

¿Cómo eras tú de adolescente?

Yo de adolescente era muy metida para adentro, callada y muy evitativa, aunque aún sigo siéndolo un poco. Recuerdo que odiaba mucho la ropa apretada, vestía todo como muy ancho. En los estudios era bastante aplicada, creo que estos siempre lo he sido, aplicada, pero un poco rebelde, mi madre dice que nací disidente. Siempre he sido responsable, pero si hay algo que no me gusta, o sobre todo me pareciera injusto a nivel de justicia social, siempre lo he hablado.

También, recuerdo que me preocupaba o lo pasaba especialmente mal por todo lo que tenía que ver con las relaciones, tanto con las amigas, como con la pareja que tenía en esa época o con la sexualidad. Eso tuvo mucho que ver con que luego estudiara sexología y todo lo que he estudiado en el tema de género, y, también, lógicamente que haga charlas, donde de alguna manera intento hacer prevención para evitar que lo pasemos mal en diferentes temas que hacen tanto daño. Yo creo que tiene mucho que ver la isa adolescente con lo que hago ahora mismo.

Hoy en día la juventud no para de recibir comentarios negativos por parte de los adultos, ¿Cómo crees que se podría cambiar esa percepción que tiene la sociedad?

Pienso que lo primero es querer cambiarla. Es muy cómodo que la gente adulta eche la culpa todo lo que le molesta de la sociedad a las y los adolescentes. Opino que, por un lado, tenemos que ser como más justos y hacer este cambio de mirada que yo animaba en la charla para poder ver todas las cosas que está haciendo la generación Z que ya nos hubiera gustado a su edad.

Además, también hay mucha envidia. Yo hablaba de que es como si olvidáramos cómo éramos adolescentes, qué cosas nos preocupaban, cómo era nuestro ocio, cómo era nuestro consumo, etc. Tapamos todo eso y creemos que en nuestra adolescencia éramos seres ejemplares, que leíamos a Nietzsche y cuando quedábamos con nuestros colegas en el parque reflexionábamos sobre el existencialismo. Tenemos la responsabilidad de parar ya está juvenofobia que se reproduce generación tras generación, tenemos que mirar cómo éramos de adolescentes de una forma como más realista, más honesta y ética. También hay que trabajar las cosas que nos incomodan para no proyectarlas, porque, como decía en la charla, hay cosas que se han tenido y otras muchas cosas que no han tenido.

¿Qué opinas de la Generación Z?

A mí no me parece una generación privilegiada, no me parece privilegiado haber nacido en torno a 2008 y haber vivido todas las crisis sistemáticas que ha habido en este país, como conflictos bélicos, la pandemia, y vivir con una sensación de incertidumbre constante.

También, creo que tenemos una responsabilidad las personas que, de alguna manera, hacemos divulgación o incluso, los medios de comunicación para así mostrar esa generación Z, generación encontrada, no perdida como diría la gente que sí están haciendo cosas potentes. A mí muchas veces me entrevistan para la tele y para los medios, y si no digo lo que quieren que diga, que es el discurso pesimista, luego no lo publican, porque vende menos. Por eso, yo creo que habría que apelar a todas las esferas y también, por supuesto, a la esfera política.

Pienso que este año, en este país, ha sido la primera vez que el aspecto de la juventud ha entrado más en política, se ha hecho como un formato específico para hablar de todo lo que tiene que ver con la juventud y cómo poder verlos como personas con sus derechos y como personas que hacen transformación política y que no son el futuro. En general, creo que deberíamos tomarnos más en serio todas las necesidades y sobre todo el potencial de la gente joven. 

La generación Z ha crecido con crisis sistemáticas, ¿Cómo crees que estas experiencias han moldeado su percepción del futuro?

Hay un dato que es que el 40% piensa que van a vivir peor que sus padres, este dato ya lo dice todo. Habría que dar, de alguna manera, herramientas para que creen sus pasiones, aunque luego se vayan transformando, aunque se hagan una idea de cómo van a ser las cosas y luego tengas que ir por otro lado, pero el pensar que sí que van a poder acceder a determinadas cosas que les apetecen son muy claves para tirar para adelante.

Por ejemplo, mucha gente joven que acompaño me dice que no quiere vivir para trabajar, pero si vemos cómo están los alquileres, ¿qué hago? ¿pongo el dinero en un alquiler? ¿pongo el dinero en la terapia? Creo que esto puede ser muy perverso y deberíamos tomárnoslo muy en serio.

Hay unos datos que hablan sobre el consumo de psicofármacos en gente joven y hay que saber que el psicofármaco no puede ser donde nos quedemos. Puede ser una herramienta puntual acompañada de un proceso de terapia individual que también tendría que haber acceso gratuito y universal. Pero aparte, esto que está pasando en general, no son problemas individuales, sino que son problemas estructurales y tendrían que ponerse a hablar con el Ministerio de Juventud y con el Ministerio de Vivienda. Hay que ver ahí colectivamente qué podemos hacer.

¿Qué papel crees que podrían jugar el profesorado o educadores en el colectivo para las y los jóvenes?

Yo opino que, en diferentes formatos puedan acompañar mucho a la juventud. Yo, cuando trabajo con los profesionales de la enseñanza les digo: la chavalería pasa más tiempo despierta aquí, en el instituto, que con sus familias. Lo que pasa es que cuando las y los profesores y yo hemos estudiado no nos han enseñado cosas específicas, como, por ejemplo, lo del acompañamiento emocional. Habría que darles importancia a estas cosas, pero de alguna manera, también, darles competencias y ponérselo fácil, aunque es complicado, pero yo creo que el profesorado puede hacer muchísimo. 

Y respecto a la diversidad, ¿Qué cambiarías?

Tanto yo, que doy charlas y talleres, como las y los profesores, que muchas veces nos apoyamos de imágenes o de textos para hablar de temas. Aquí nos tenemos que poner las pilas porque parece que hay cierta tendencia a poner siempre un tipo de cuerpo, un tipo de nacionalidad, etc. Hay una mirada como muy colonialista.

Tenemos que mirar a nuestro alrededor. Yo muchas veces le digo a la gente que vaya a un espacio donde haya jóvenes, que se sienten y miren sin juicios.  Y la realidad es diversa. Esto es muy importante, el poder ver que yo me puedo identificar con eso, porque si no todo el rato voy a sentirme en los márgenes de otra edad.

Yo, por ejemplo, hay una diapositiva que pongo que hablo de “influencers” que molan, gente que considero que está haciendo cosas muy chulas o personas de origen asiático. Me esfuerzo específicamente para que sea lo más diversa posible, porque, es algo que en general se habla y se visibiliza poco. Tenemos mucho racismo y mucha xenofobia ahí.

¿Qué les dirías a aquellos adultos que menosprecian los problemas a los que se enfrenta la juventud?

Pues que no nos cuesta nada validar. La validación emocional es muy sencilla, muchas veces consiste en ponerte al lado y escuchar, no hace falta que le digas lo que tiene que hacer o que intentes quitarle peso a lo que te está diciendo.

De primeras simplemente tenemos que validar lo que la otra persona nos está diciendo, cómo se siente, incluso aunque no estemos de acuerdo por lo que sea, no somos quienes para invalidar lo que una persona te está diciendo o sintiendo.

Se tendría que hacer ese ejercicio, que es algo que se puede entrenar, porque de primeras nos sale como una cosa como muy asistencialista. Esto podría ser como la primera parte para ver si es necesario otro acompañamiento específico o si hay que buscar recursos, pero de primeras hay que validar como te hubiera gustado que te validaran a ti con 15 años.