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Javier Aizpurua considera a San Sebastián como epicentro de la innovación científica

El investigador de Ikerbasque y director del Centro de Tecnologías Cuánticas Basque Quantum resalta la importancia de la colaboración de la comunidad en el País Vasco.

El martes 25 de junio, Javier Aizpurua ofreció una ponencia en el Palacio Miramar de Donostia / San Sebastián, subrayando el estatus de la ciudad como un centro de desarrollo científico y tecnológico de primer nivel. Aizpurua abordó temas como la financiación autonómica, la relevancia de la colaboración global y la necesidad de fomentar el interés por la ciencia, especialmente entre las mujeres

¿Podrías explicar cuál es la situación científica actual en Donostia / San Sebastián?

En estos momentos, podría decirse que Donostia está siendo lo que diríamos un punto caliente del desarrollo de la actividad de ciencia y tecnología en el mundo. Hay nichos y actividades en ámbitos especializados, como por ejemplo en física de materiales y en biotecnología, donde muchos grupos y centros están haciendo investigación y desarrollo tecnológico de primer orden. Esto sitúa a San Sebastián como una ciudad de conocimiento y desarrollo tecnológico al que se dedican cantidad de recursos humanos y de actividad de la población activa.

¿Qué factores crees que hacen más fácil conseguir financiación en Donostia / San Sebastián?

En la situación actual, en San Sebastián y en el País Vasco, tenemos una situación de posibilidades de financiación y de una autonomía que permite desarrollar un presupuesto propio para el impulso de la actividad científica y tecnológica. Esto es algo que se nota en el apoyo institucional, tanto a nivel de gobierno vasco como de provincia o de ciudad, en la que los grupos de investigación son muy apoyados para el desarrollo de sus actividades. Considero que eso hace que sea un elemento diferencial con respecto a otros sitios en el mundo, e incluso en el estado. 

Pasaste una temporada en Suecia, ¿Qué aprendiste allí tanto a nivel personal como profesional?

Yo salí siendo muy joven a hacer mi primera etapa postdoctoral a Suecia, a Gotemburgo concretamente, y allí lo que pude aprender es sencillamente cómo se hacía lo mismo, pero de otra manera. Aprendes que hay otras maneras de abordar problemas, otra cultura de la colaboración y un enfoque diferente a la solución de problemas. Pienso que te abre la mente para saber que en el mundo no estás solo, que hay distintas maneras y puntos de vista para enfocar un problema y creo que eso es muy saludable para la mente y para la voluntad de hacer ciencia, tecnología y emprendimiento. Considero que exponerse a otro entorno es un ejercicio que todo el mundo debería hacer, ya sea en ciencias, en las humanidades o como desarrollo vital.

Has hablado de que lo que te motiva es poder ayudar a la comunidad.  ¿Cómo ves tu papel en la mejora de la comunidad?

Creo que el papel de la ambición personal en el desarrollo científico es importante, pero creo que en algún momento de la vida te das cuenta de que ese desarrollo personal ocurre en el ámbito de una comunidad y eso es particularmente cierto aquí en Donostia, en el País Vasco, donde la importancia y el arrope de la comunidad es muy relevante. Yo he sentido eso y pienso que esa relación con la comunidad en el desarrollo científico tiene que ser bidireccional. Tú tienes que aportar tus conocimientos, hallazgos y desarrollo a la comunidad y esta te aportará a ti ese arrope institucional y apoyo social. Como se dice en inglés, es un “win-win”. Las dos partes ganan y opino que ese es el enfoque que considero adecuado para progresar tanto personalmente como en el ámbito social colectivo.

¿Qué medidas ves necesarias para cerrar la brecha de género?

 Es verdad que en carreras de ciencias y tecnologías hay menos mujeres, tenemos un déficit de vocaciones femeninas, por decirlo de alguna manera. Creo que lo que se les podría decir a las mujeres es que si tienen una cierta inquietud para desarrollar una carrera científica y tecnológica, que no duden, que eso va con ellas también. No hay carreras de mujeres y carreras de hombres, lo que hay es carreras de personas y si una mujer si siente una mínima vocación, un mínimo interés por desarrollar una carrera científica, debería hacerlo y tirar para adelante. Eso es lo que le diría a cualquier persona, sea hombre o mujer. 

¿Qué consejo les darías a la juventud que ha empezado en el sector de la ciencia?

El tema de las salidas al extranjero, la aventura de intentar otros entornos es muy personal. Cada uno tiene sus condiciones de contorno. Yo no me atrevo a decirle a nadie si tiene que salir o no tiene que salir, pero teniendo la posibilidad de hacerlo, porque sus condiciones de contorno socioeconómicas y familiares se lo permiten, yo animaría a la gente a formarse aquí y fuera, en los dos sitios. Después de ese periodo formativo fuera, uno puede decidir si quiere volver o quiere quedarse, pero les recomiendo que salgan, que observen otros modos de hacer las cosas y que sean aventureros. Ante la duda, y si pueden, deberían salir.