Combatir nuestras “ideas irracionales” por medio de la psicología cognitiva
Con esta explicación Rafael Santandreu, psicólogo y autor de El arte de NO amargarse la vida, Las gafas de la felicidad y Ser feliz en Alaska, comenzaba la sesión “Ejercicios de terapia cognitiva peer to peer (aprender a llevar a cabo la terapia por parejas)” en los Cursos de Verano de la UPV/EHU en la sede del Palacio de Miramar, en San Sebastián.
Rafael Santandreu animaba al público a pensar en todos los factores que interaccionan para resolver un problema con nuestra pareja, familia o alguien cercano. Afirmaba que “los culpables somos todos. Consiste en buscar las relaciones de retroalimentación”.
Para enseñarnos la aplicación de la psicología cognitiva en nuestra vida cotidiana analizaba un vídeo real de este tipo de terapia. Rocio, una paciente a la que su marido le ha sido infiel, acude a Santandreu para superar su enfado, malestar y tristeza. Rafael Santandreu explica el proceso que sigue para que al final de la sesión todo este malestar le afecte menos.
Durante la sesión, Rafael Santandreu le explica a Rocío que todos estos enfados y depresiones son “ideas irracionales” que surgen cuando estamos mal emocionalmente, son ideas falsas y exageraciones. Nos decimos a nosotros mismos tonterías, porque las creemos y nos llevan a deprimirnos sin razón. La sesión trata de descubrir estas ideas irracionales y cambiarlas por ideas exactas y racionales. Para combatirlas lleva a cabo tres procedimientos.
Primero, intenta trasladar a la paciente a su peor fantasía, incluso exagera la situación que la persona tiene. En este caso, le hace imaginar que no le ha engañado una vez, sino muchísimas y que además se ha enterado todo el mundo menos ella. Rocío califica esta situación como terrible. A continuación, después de haberle planteado esta situación a Rocio, Santandreu hace una breve pausa en medio de la intervención. De esta forma, hace que se active la emoción negativa que suscita esa situación para luego desactivarla. “Esto es una gran experiencia para la persona -afirmaba Rafael Santandreu- porque va a experimentar el temor, la rabia, la vergüenza…todas las emociones negativas, y mediante un cambio de pensamiento va a experimentar que cambian. De esta forma aprendemos que aunque pensemos que las emociones son inamovibles, que no las podemos cambiar, en realidad sí que podemos. Por eso es bueno ponerle en la peor situación”.
Para realizar este efectivo cambio de pensamiento, Santandreu utiliza la intervención de “la sana comparación”. De esta forma compara la situación actual de la persona con otro tipo de situaciones, poniéndole en su peor situación, para relativizar la importancia que tiene el problema real de la persona. De esta manera, el psicólogo le expone casos de personas con problemas mucho mayores a una infidelidad como un accidente y quedarse paralíticos y que, a pesar de ello han encontrado la felicidad. Tras estos ejemplos, Rocío reconoce que sí puede encontrar la felicidad.
La tercera técnica que aplica, es ayudar a los pacientes a ver las oportunidades que hay detrás de cada adversidad, incluso detrás de las más trágicas. Menciona el caso de Tina, un ejemplo de uno de sus libros, que trabaja en un hospital infantil y ve morir niños todas las semanas. Ella es feliz porque entiende que es parte de la vida y se fija en la cantidad de flores preciosas que crecen alrededor del hospital. Explica que la sociedad cuando tiene un problema tiende a pensar que somos los únicos en el mundo que sufrimos de ese mal. “Pero en realidad hay otras personas en mi misma situación que lo llevan de forma diferente, hay que pensar que si ellos pueden yo también”. Consiste en disfrutar de lo que uno tiene y ver las cosas en su justa medida, sin exagerar.
Además, hacía un inciso para explicar que uno de los fallos de muchos psicólogos es pensar que cuando ocurre algo malo hay que solidarizarse con la otra persona. Según Santandreu, esto solo agrava la situación haciéndole pensar al paciente que el problema es más trágico de lo que en realidad es.
Al final de la sesión hace una reflexión sobre los celos irracionales de las parejas. Tras varias investigaciones con pacientes, Santandreu llegó a la conclusión de lo que todos los hiper celosos eran mega monógamos. “Los celos -explica- los tenemos porque creemos que vamos a perder amor y atención.” los asemeja con los que sienten los niños cuando sus padres hacen más caso a sus hermanos pequeños y la manera de combatirlos debe ser la misma. El amor es una fuente inagotable, no se divide, por lo que son unas “ideas irracionales”. Finalizó la sesión con la recomendación del libro “En el principio era el sexo” los autores Christopher Ryan y Cacilda Jetha. Se basa en la argumentación con bases científicas por las que la especie humana no es monógama.