Salud: alimentación, actividad física, descanso, microbioma y reprogramación de hábitos

Imaginemos un taburete. Tiene tres patas y una base sobre la que encajar estas patas.

Imaginemos que este taburete es sobre el que va a descansar nuestra salud. Los tres pilares sobre los que se asienta tienen nombre: nutrición, ejercicio físico, y, descanso.

Los hábitos de alimentación “normales” son los que van a traernos la mayoría de los problemas asociados a la salud.

En cuanto al ejercicio físico, la OMS, recomienda que las personas adultas de 18 a 64 años deben realizar como mínimo 150 minutos semanales de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o bien una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas. Las estadísticas de la OMS revelan que “uno de cada cuatro adultos y cuatro de cada cinco adolescentes no realizan suficiente actividad física”.

No hay que pensar que la actividad física tiene un resultado únicamente estético. La falta de desarrollo muscular potencia la osteoporosis y debilita el sistema inmune y cardiovascular entre otras muchas.

En cuanto al descanso, no es lo mismo dormir que descansar. Si no se descansa bien nos estropeamos, resumiéndolo mucho. Además, la falta de descanso produce estrés que lleva a señales que nos hacen alimentarnos de una forma peor. Hay que conocer las pautas para poder descansar de forma adecuada.

Nos queda la pieza sobre la que encajar estas tres patas del taburete. Ese “asiento”. Esta pieza representa nuestra capacidad de estabilizar las tres patas. Es la que hay que dotar de hábitos saludables dándole esa formación. Nuestra forma de afrontar el día a día y la programación adquirida nos pone muy difícil cambiar de hábitos. Por mera fuerza de voluntad nos ponemos metas para cambiar, pero esa forma de cambiar lo de fuera hace que, al poco tiempo, volvamos a lo acostumbrado. Si queremos cambiar de verdad, hay que cambiar desde dentro. Hay que saber cómo hacer para establecer nuevos hábitos. Hay que hacer una reprogramación de hábitos para lograr nuestros objetivos de salud y de vida.

El modelo de alimentación de los países occidentales en el siglo XXI nos ha llevado a una epidemia de obesidad que prevé hasta un 60% de incidencia.

La obesidad está asociada a un mayor riesgo de enfermedades. Está demostrado que quien es obeso tiene un gran riesgo de contraer depresión, enfermedades coronarias, ictus, artrosis, tumores, y, diabetes tipo 2 (que se ha multiplicado por cuatro en los últimos 25 años) entre otras.

El sedentarismo, la falta de actividad física y los malos hábitos de descanso potencian también la obesidad.

La obesidad ejerce también efectos negativos sobre los componentes del sistema inmune y su función, ya que el tejido adiposo no está solo compuesto por células encargadas de almacenar grasa: es un tejido que participa en la regulación de procesos fisiológicos entre los que están la inmunidad y la inflamación.

La inflamación es parte de la respuesta inmune que permite la “curación” tras un daño producido por un agente infeccioso, agente físico o estrés metabólico. Cuando no se resuelve esta inflamación, ya que la que lo origina (como la obesidad) persiste, el proceso inflamatorio puede hacerse crónico.

Esta cronificación de la inflamación es un factor de riesgo para el síndrome metabólico, que contribuye a enfermedades como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.

Existe una relación entre nuestra alimentación actual y la evolución de las enfermedades autoinmunes.

La mucosa del aparato digestivo es la puerta de entrada a agentes patógenos. Generalmente el sistema inmune se encarga de neutralizarlos, pero, cuando el sistema inmune se encuentra alterado y confunde a sus propias estructuras celulares y tejidos con los ajenos, inicia un ataque frente a ellas. Cuando esto ocurre se originan las enfermedades autoinmunes.

Podemos decir que los hábitos alimenticios, nuestra genética (la propia y la de nuestro microbioma), la actividad física y nuestra forma de descansar y recuperarnos tendrán un impacto enorme en nuestra salud.

Ya puedes tomar toda la medicación o suplementos que quieras para “controlar” tus males, que si no modificas tus hábitos vas a ser esclavo de por vida con estos “parches”.

Tu estilo de vida y tu salud física y mental están totalmente ligados. Este Curso de Verano propone un cambio a las y los asistentes, no solo quiere dar la información de los últimos avances científicos en estos campos.

Todo cambio que pretenda ser duradero tiene que ser un cambio desde el interior.

Este Curso de Verano va a cambiar la forma de pensar y de actuar frente a los hábitos y pensamientos ya adquiridos.