Si no saltamos de la infancia a la madurez sin pasar por la adolescencia…¿Pasamos directamente de la madurez a la vejez? NO
Con esta idea tan básica como real, se puso en marcha el programa “Vivir bien, sentirse mejor” por parte de la Fundación Matía Instituto Gerontológico y la Fundación Obra social La Caixa. Un programa para potenciar las capacidades de las personas mayores. Se inició en septiembre de 2016 y ha finalizado en julio de 2017. Como explicaban los investigadores de Matía Javier Yanguas y Nerea Galdona “hace un siglo un niño de 10 años no se ponía a trabajar y se convertía en adulto. En la actualidad con los avances y la mayor esperanza de vida, las personas alcanzan la vejez con mejor salud. Analizando los estudios de cortex cerebral de las personas de 70, 60 o 40 u 80 años de edad, no tienen nada que ver con los que tenían hace 20 años las personas de la misma edad”
Las personas con 65 años, no se sienten viejas a la manera tradicional. Está surgiendo una nueva etapa vital. La edad no significa lo que significaba antes. Una persona con 70 años puede tener hijos o nietos a su cargo como padre o madre a cuidar. La geriatría ha tenido un punto de vista decremental aspirando a no empeorar, pero ”este núcleo poblacional cada vez más importante, cree que su etapa madurativa no ha terminado. Se sienten mayores pero no se sienten viejos. Ha podido terminar su proyecto laboral, pero no su proyecto vital”
Javier Yanguas y Nerea Galdona remarcaban que el programa pretende dar respuesta a estos nuevos desafíos.
“Si no tienes 30 estrellitas en los análisis de sangre y económicamente puedes vivir dignamente, el desafío es otro. A veces la dificultad es no saber lo que deseas y hacer una versión 2.0 cuando te jubilas” No es llenar el tiempo por llenar. Las personas jubiladas se han convertido en aquellas que tienen las agendas más ocupadas para no tener tiempo ni para pensar. “Se trata de realizar algo que te aporte a nivel personal y que te hagan seguir creciendo como persona”
El cuidado de crema hidratante por fuera o de chapa y pintura, tiene que convertirse en una hidratación interior. Cuando una persona se jubila puede tener 20 años de vida por delante, justo los mismos años que de 0 a 20 o de 20 a 40 ¿Los vas a tirar por la borda?
Los 2 investigadores se han encontrado con personas que sencillamente desconocían lo que en realidad querían. Con mujeres que se han dado cuenta de que no quieren vivir para “solo” servir la comida a su marido; con mujeres que acaban de quedarse viudas y no saben qué hacer con su vida; con personas que quieren decirles sinceramente a sus hijos cuál es la relación que quieren mantener o personas que quieren descubrir que potencial no laboral tienen. A nivel preventivo además “nos prepara para un futuro donde la salud no sea tan buena o la situación económica se deteriore porque conocemos las potencialidades que nos hacen tirar para adelante”
Se trata de hacerse con los mandos de la vida de uno mismo, de fortalezas psicológicas. ¿Cómo se lo que me gusta o cuáles son los objetivos de mi vida?
Para la salud es malísimo el aburrimiento, el estar delante de un televisor cambiando continuamente de canal. Es un aburrimiento existencial.
El proyecto de investigación se ha llevado a cabo en Andalucía, Asturias, Cataluña, Extremadura, La Rioja, Madrid, Baleares, Canarias o el País Vasco con la participación de 500 personas. La mitad participaban directamente en el programa “Vivir bien, sentirse mejor” y la otra mitad en una actividad física que como hecho grupal, ya es beneficioso para las personas mayores.
Participar en el programa conllevaba estar en distintas sesiones-talleres de tres itinerarios sobre “las fortalezas, la soledad (en el sentido positivo de la palabra), el bienestar etc. El profesional es “un facilitador” que acompaña en el proceso de autoidentificación de las fortalezas de cada cual. Son talleres grupacionales de una docena de personas que posteriormente han manifestado cosas como:
“Ahora tengo la sensación de ser más capaz para hacer cosas y llevar mi vida”. “Vives más el interior” o “Antes vivía viendo la vida pasar, ahora soy más consciente de las cosas que me pasan”
En el estudio se evaluaron los resultados de 500 personas. El perfil medio es de 71 años, un 85% mujeres tanto casadas como viudas y con un nivel de estudios tanto básicos, nulos como más avanzados. Hoy en día hay más de 24.000 personas que han participado en la actividad, y hay listas de espera. Los investigadores de Matía Instituto Gerontológico, Javier y Nerea, así como la Fundación Obra Social La Caixa están realmente satisfechos. “Es una nueva manera de abordar el envejecimiento, y es una manera de empoderar a la mujer que recién enviudada no sabe hacer otra cosa que cuidar de la familia”