En diseño urbano “Cuesta lo mismo hacer las cosas mal que hacerlas bien”
“Habrá que estudiar los indicadores de la incidencia de la pandemia y a partir de ahí introducir un nuevo factor de diseño urbano”
“Existe una coincidencia entre la vulnerabilidad urbana medida en parámetros sociales o económicos y la esperanza de vida de sus habitantes. Existe desde siempre. En la situación de pandemia, es normal que haya tenido mayor impacto en barrios donde las viviendas son de peor calidad y los recursos económicos de la población son menores”. Claudia Pennese, miembro de la comisión de sostenibilidad del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro decía que la salud, tiene un tratamiento específico desde la administración, pero a nosotros nos afecta desde el momento de “plantear un diseño urbano para reducir la vulnerabilidad del barrio. Inmediatamente tiene un impacto positivo en la salud y en la capacidad de reacción.”
Entendemos la vulnerabilidad no sólo en un entorno físico sino en su ámbito socioeconómico. Se trata de subsanar esa vulnerabilidad previa para que el colectivo pueda hacer frente ante estas situaciones
Iker Mardarás miembro también del COAVN recordaba que LA COVID-19 es una realidad ahora. Hasta ahora se tenían en cuenta factores como la contaminación, los espacios para practicas deporte o zonas verdes. LA COVID-19 va a obligar a hacer estudios sobre densidad de población y las capacidades de esparcimiento de un barrio serán factores más importantes. “Habrá que estudiar los indicadores de la distinta incidencia de la pandemia y a partir de ahí introducir un nuevo factor de diseño urbano”.
Una de las ponencias del curso “Ciudades para habitar: Diseño urbano colectivo” incide en el concepto de “La ciudad de los 15 minutos” en la que no necesites una hora para ir de casa a trabajar después de coger un metro o dos autobuses. La ciudad del futuro es la ciudad en la que los trayectos sean los mínimos
Xabier Pérez de Arenaza coordinador de Habic (clúster del equipamiento, madera y diseño del País Vasco) remarcaba que la flexibilidad y funciones que cumplen los barrios, son aspectos fundamentales. En una ciudad dormitorio sus habitantes están condenados a pasar una hora en el metro. “Los barrios tienen que ser unidades que permitan a sus habitantes desarrollar la mayoría de sus funciones en el día a día”
Desarrollar la vida social de las personas requiere de barrios con una mezcla de usos. “Algunos equipamientos, o empresas se ubican en determinados puntos de la ciudad, por eso es necesario un diseño más difuso de los servicios para que las personas puedan desarrollar sus vidas en un entorno próximo reduciendo los desplazamientos” decía Claudia Pennese. “No sólo es más ecológico, sino que se deja de excluir a personas más dependientes que pueden carecer de vehículo propio. por ejemplo.”
Las intervenciones que se pueden realizar son múltiples. “La cantidad de espacios vacíos que hay en las plantas bajas, pueden utilizarse para ubicar algunos equipamientos, aunque nos podemos topar con la legislación urbanística que existe” En el proceso de transformación urbana para Claudia Penesse el elemento comunitario, la actitud de la ciudadanía tiene que ser un elemento activo que trabaje con las autoridades locales y con los técnicos para perfilar soluciones que no son universales, dependen de contextos específicos. Ver los problemas del pueblo o barrio desde una óptica transversal: la de la ciudadanía, la administración, los agentes privados y el conocimiento académico. La UE está promoviendo el concurso de estos 4 agentes para la transformación urbana. “El Gobierno Vasco, el Departamento de Salud han hecho un estudio para mejorar los aspectos sanitarios desde el punto de vista de diseño urbano, pero, ¡¡¡no lo ha hecho con el Departamento de Urbanismo y planificación territorial! Las sinergias son muy importantes porque las soluciones tienen que ser integrales.
En el Curso de Verano se exponía la experiencia exitosa de la transformación urbana y sostenible que se lleva a cabo en Bruselas, donde la participación ciudadana es muy activa. Es una iniciativa de la administración, pero también puede darse el caso que la iniciativa sea privada, o surja de la propia ciudadanía.
“El punto de vista profesional, el papel que tiene que jugar conlleva una disposición de abandonar los despachos y pasear por los barrios con la actitud de quien estudia como técnico la realidad sin pensar que es el único que puede aportar una solución” remarcaba Claudia Penesse porque “hay que tener en cuenta la visión de las personas que lo habitan. Se conoce la realidad y sobre esa realidad, se construye la transformación. Pero hay que tener en cuenta-remarcaba- la ciudad muta constantemente”
Xabier Pérez de Arenaza añadía “sería hacer todo lo contrario de lo que te enseñaban en las escuelas de arquitectura en las clases de urbanismo donde te decían que la sección ideal de la calle tenía que medir X metros, que los edificios tenían que tener planta baja y cinco plantas de altura o que las plantas bajas tenían que ser comerciales. Lo que decimos ahora es que no existe ese tipo de manual, olvidarnos de esa forma de hacer urbanismo y acercarnos más a la gente como urbanistas”
“Conociendo la realidad de los barrios y sus gentes e ir proponiendo medidas consensuadas” decía Xabier Pérez de Arenaza porque ha ocurrido que “el proyectista consideraba su pensamiento como el verdadero. Hay que olvidarse de ese roll casi divino que tenía el urbanista o arquitecto y pensar en otro más en línea con la facilitación de soluciones”
“Con eso no queremos decir que el conocimiento técnico no sea importante- matizaba Iker Mardaras “Acudiendo a un barrio puede ser propia ciudadanía la que no es consciente de los problemas que tiene”.
La paciencia es clave a la hora de plantearse en serio una transformación urbana. Un proyecto, no dura una legislatura de 4 años como quieren los políticos ni puede responder a las prisas de la ciudadanía. El compromiso de continuidad por parte de todos los agentes es muy importante.
No es lo mismo trabajar en un entorno construido que uno virgen. “En unos casos la intervención puede ser práctica, en otros paliativa” decía Iker Mardaras. El potencial transformador de una ciudad te puede llevar a escenarios ideales y no a barrios con mayores problemas como Alza o el antiguo Txomin en Donostia, pero puede ser infinito. No tiene un principio y un final, sino que está vivo en el tiempo” decía Xabier Pérez de Arenaza.
Por su parte Iker Mardaras se fijaba en los retos que tenemos ya delante. El cambio climático, la reducción de la contaminación, el envejecimiento de las ciudades europeas…eso no quiere decir que haya que destruir todo lo construido. Habrá medidas de cirugía, pero siempre adaptándonos a los retos. Xabier Pérez de Arenaza completaba la afirmación diciendo que ya no es cuestión de esperar. Toca ya reaccionar a la espera de los nuevos retos que tiene Europa: la movilidad, los espacios verdes como factor de salud o la accesibilidad de las ciudades.
“Derribar lo construido no es la meta, aunque en ocasiones haya que hacerlo. La filosofía es aprovechar lo que hay. Ejemplo el viaducto de iztueta. En Nueva York unas vías de tren en altura se transformaron en un parque lineal.
La teoría de una concentración total de la población en ciudades parece que se está ralentizando en parte por la digitalización. El urbanismo del SXX de separar los usos en las ciudades según actividades industriales o zonas residenciales “esperemos que desaparezcan”. Los planteamientos de ciudades dispersas de Estados Unidos están superados en Europa. Dentro de una ciudad “compacta”, se trata que las funciones no estén separadas y se forme a través de unidades policéntricas. Es decir que el pequeño comercio se ubique en un barrio en el que la gente, además de dormir, trabaje y haga vida. “Los polígonos tecnológicos son preciosos para trabajar o incluso hacer footing por la mañana, pero nada más” Mucha actividad empresarial es perfectamente ubicable en los barrios. La mayoría de los bajos de todos los barrios (locales vacíos) son susceptibles de alojar empresas.
Coinciden los expertos en “darle una vuelta verde a la ciudad” rediseñar los espacios existentes con otros criterios. “Una ciudad compleja como Eibar agradecería una transformación verde a través de pequeñas acciones” decía Iker Mardaras.
“De lo que está hecho, puedes aprender, conoces los problemas. Sobre lo no realizado todo parece perfecto, pero luego seguro que tendrá problemas. Lo construido te da preexistencias interesantes para trabajar”. Ante un proyecto nuevo, la administración tiende a llamar antes a los promotores que a los urbanistas y resto de agentes. De todas maneras, las sensibilidades de todos están cambiando. “Antes la cuestión era resolver un problema de vivienda acuciante sin pensar en cuestiones de habitabilidad y sanidad. Lo urgente era hacer viviendas antes de que terminara la legislatura. Ahora, todos, incluidos los promotores, vamos con otra longitud de miras. “Cuesta lo mismo hacer las cosas mal que hacerlas bien”.