Duelo: Ser capaz de llegar a la fase de “olvidar recordando”
La muerte, una etapa inevitable en la vida, igual que vivimos también morimos. Pero, qué injusta nos parece y qué difícil se nos hace comprenderla, más aún si decide manifestarse de manera imprevisible. Tal y como ha recalcado el psiquiatra y psicoanalista, Jorge L. Tizón, “7 de cada 100 ciudadanos en España, están sumergidos en un proceso de duelo”. Sin embargo, es necesario matizar que aunque creamos que los procesos de duelo están meramente relacionados con la muerte de un ser querido, también pueden presentarse en un divorcio, una enfermedad o incluso en la pobreza.
¿A qué llamamos duelo? A un conjunto de manifestaciones psicosociales ante la pérdida de un allegado. Generalmente, el duelo comienza con un shock inicial, que es cuando la persona recibe la fatal noticia: “esto no puede ser, no puede ser verdad, cómo me va a pasar esto a mí…”. Para poder superarlo Tizón cree necesario aprender a aceptar la realidad de la pérdida y admitir que nuestro ser querido ha fallecido. Una vez atravesada esta primera fase, la persona recorre una segunda etapa de aflicción y turbulencia afectiva. Ahora la tristeza se apodera de todo el cuerpo. “Es una etapa clave, ya que la pena se puede convertir en ira. Según muestran varias investigaciones, entre el 70 y el 90% de las personas que se encuentran en esta fase salen con medicamentos recetados por sus médicos de familia. Esto es un problema grave, ya que esos fármacos disminuyen todas las emociones negativas, pero también el resto de emociones”. Una vez superadas y disminuidas estas oscilaciones, la persona vuelve a pasar por otra fase de pena, aunque esta pena puede desencadenar la desesperanza. “Ya es consciente de la pérdida, sufre de pena, acepta lo ocurrido y pierde la esperanza de recuperar su vida anterior. Por fin es capaz de readaptarse a su vida cotidiana contando con la ausencia de su ser querido”. Finalmente, la última etapa por la que se atraviesa es la de la recuperación o desapego. “El individuo ya ha sido capaz de llegar a la fase de “olvidar recordando”. Se permite liberar la mente de los recuerdos del fallecido, y deja de castigarse a sí mismo por hacerlo”.
Pero no todos los duelos son iguales, cada persona hace el duelo de manera particular. Se dice que los duelos por pérdida de un cónyuge pueden llegar a durar entre 1 y 5 años, dependiendo de la persona. Además, en los duelos graves casi siempre existe la idea del suicidio. “En personas mayores se llega incluso a quintuplicar, más todavía si el fallecido ha sido el marido”. Como experto en la materia, Tizón alude a todo aquél que trabaja en este sector y promueve la importancia de escuchar y debatir con la persona que se encuentra en esta circunstancia, para ayudarla a desestimar la idea del suicidio. “Hay que apoyar, proteger y respaldar siempre”.
¿Con qué tipo de duelos nos podemos encontrar?
- El duelo dramatizador o histriótico: No es propio de nuestra cultura. Se basa en exagerar todo el proceso de duelo. Por ejemplo, las antiguas familias ricas escenificaban de tal manera que llegaban incluso a bloquear la ciudad entera.
- El duelo fóbico- evitativo: Dejar de salir a la calle, no lavar la ropa, no ducharse…
- El duelo obsesivo- controlador: La persona se llega a replantear: “¿he llorado lo suficiente? ¿me habrán visto tan afectado como debiera?”.
- El duelo melancólico: La tristeza acaba desencadenando una depresión.
- El duelo con drogas: Es una forma de disminuir la turbulencia afectiva y evitar el shock inicial, pero también puede llegar a ser una vía de enganche y adicción. En muchas películas podemos observar la típica escena de un hombre borracho con una copa de whiskey en sus manos, tras la muerte de un ser cercano.
- El duelo con perversión: Cuando alguien está muy sensible y frágil es posible que aparezcan los primeros signos de perversión, utilizando ese momento para que entren ideas macabras.
- El duelo incontinente: Esto es muy típico en adolescentes, “es la necesidad de hacer algo después del duelo”. Robar algo porque te sientes mal después de que un familiar haya fallecido, pegar a alguien, quedarte embarazada para sustituir la marcha de alguien con el nacimiento de otra persona…
- El duelo operatorio: Cuando la muerte es combinada con alguna enfermedad. “Es muy fácil que la enfermedad se agrave. Además, quienes se encuentran en esta situación suelen sufrir más enfermedades que cualquier otra persona”.
- El duelo paranoide: Un duelo dominado por el odio, la desconfianza y la reacción esquizoparanoide. Va a ser un duelo con una reacción paranoide que tenga que ver con la desconfianza: “tenemos que vigilarnos para que no pase ninguna desgracia, hay que controlarlo todo, hay que detener a todos…” Ejemplo claro, el atentado en Barcelona.
- El duelo delirante: Cuando la persona empieza a delirar y a crear un mundo imaginario dentro de su mente.
- El duelo desorganizador o “bordeline”: Uno de los duelos más típicos. “La persona en ocasiones está triste, en otras contento, decide romper con la familia, con su pareja, desorganiza su vida…”.
A pesar de encontrarnos con variedad de tipos de duelo diferentes, estos duelos no suelen ser los más comunes. El más común es el duelo vivido en posición reparatoria. “Hay una culpabilidad por algo que hemos hecho mal. Esos sentimientos son normales pero hay que ayudar a entender que a su vez no son reales”.